El volcán Popocatépetl es en la actualidad uno de los principales emisores de bióxido de azufre en el mundo (SO2). En los más de 18 años que lleva de actividad, ha lanzado a la atmósfera más de 30 megatoneladas de este gas, aun así no se compara con las emisiones de los llamados súper volcanes o volcanes de súper erupciones, que llegan a lanzar hasta diez mil megatoneladas de SO2 (una megatonelada equivale a un millón de toneladas).
El bióxido de azufre es un importante causante de la lluvia ácida, ya que en la atmósfera, donde tiene una vida promedio de dos a cuatro días, se convierte en ácido sulfúrico y cuando precipita en forma de lluvia, rocío o granizo, puede causar importantes daños al ambiente.
No obstante más de la mitad de este gas incoloro de olor asfixiante llega a la atmósfera por actividades humanas. En la naturaleza, es emitido durante la actividad volcánica.
El Popocatépetl, de 730 mil años de edad, es un estratovolcán activo. Es un edificio geológico de forma cónica de 5 mil 420 metros de altitud con una base de 25 kilómetros; que después de algunos años de reposo, entró nuevamente en actividad en la última década del siglo pasado.
“El Popocatépetl hizo erupción en diciembre de 1994 y no ha parado su actividad desde entonces. Dentro de esta erupción, el volcán ha tenido en estos poco más de 18 años, episodios de receso”, explicó el doctor Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
De la misma manera, continuó el también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, ha presentado periodos de mayor actividad eruptiva, como la actual, que empezó a finales de marzo pasado y continua hasta el momento.
Como ejemplo de esta forma de actividad, recordó que en noviembre de 2000 el Popocatépetl tuvo una ventana de emisiones la cual concluyó en enero del 2001. “Los episodios eruptivos son cuando simplemente se incrementa la actividad, pero todo sigue alrededor de una misma erupción. Por ahora el volcán está activo emitiendo cenizas y después vapor de agua”.
De las cenizas, que son rocas fragmentadas durante las explosiones volcánicas y convertidas a polvo y arena, explicó Delgado Granados, pueden permanecer un tiempo en la atmósfera con una “vida” que puede ir de unas horas, días, a veces algunos meses, lo cual no es frecuente porque su precipitación es prácticamente inmediata. En estos últimos 18 años se tuvo el registro que el material llegó hasta las costas de Lousiana y Texas, según reportes de estudios realizados con sensores remotos, aunque una dispersión de largo alcance como la que se cita es inusual.
Un experto en súper erupciones
Hace unos días, de visita en el país para colaborar en una parte de la revisión y eventual actualización del Mapa de Peligros del Popocatépetl –diseñado para ser usado como un medio de información en la eventualidad de una erupción del volcán y el cual data de 1995–, el doctor Stephen Self, vulcanólogo en jefe de la Comisión Regulatoria de Asuntos Nucleares de Estados Unidos, impartió una conferencia sobre grandes erupciones explosivas o súper erupciones, consideradas explosiones volcánicas de enormes magnitudes y consecuencias devastadoras.
Ejemplos de estas erupciones son las ocurridas en Yellowstone, Estados Unidos, con tres eventos, el primero hace 2.2 millones de años, el siguiente hace 1.3 millones de años, y otro 640 mil años atrás. En el lago Toba, en Sumatra, Indonesia, hubo una más, hace 75 mil años y en Taupo, Nueva Zelanda, se registró la última hace 26 mil 500 años, todas erupciones de 8 grados de magnitud en el Índice de Explosividad Volcánica (VEI), la máxima considerada en dicha escala, de dimensiones mega colosales.
No obstante, el experto en dinámica y productos explosivos en súper erupciones -creador junto con el geólogo Michael Rampino, del término de súper volcanes-, aseguró que el tamaño de un volcán no solo tiene que ver con lo que físicamente es el edificio volcánico, porque algunos lo son muy grandes no hacia arriba sino a los lados, lo que se denominan grandes provincias basálticas; también se suman otros aspectos como la cantidad de lava y materiales que expulsan. El Popocatépetl no es un súper volcán ni tiene súper erupciones. En los últimos 650 años ha tenido 18 erupciones, ninguna de ellas considerada como una súper explosión.
Sobre esto, el doctor Hugo Granados explicó que la actividad del Popocatépetl tiene fases efusivas, a través de la formación de domos de lava y también de carácter explosivo, proceso en el que se construyen cuerpos de lava dentro del cráter y al destruirse se forman columnas de ceniza.
También hay que decir –siguió el geólogo- que el volcán Popocatépetl es uno de los grandes emisores de bióxido de azufre en el mundo, aunque no se compara con las 10 mil megatoneladas de gas que emiten los volcanes de súper erupciones, entre otros fenómenos durante la actividad.