Por abandono del Gobierno

Aunque en México no se tienen datos oficiales sobre qué porcentaje de las tierras cultivables ha sido utilizado para cultivos de drogas, lo cierto es que hay cientos de pequeños productores que ante la falta de recursos para mantener sus cosechas, han optado por ponerse al servicio de las redes del narco para poder subsistir.

Así lo reveló la diputada federal Sonia Rincón Chanona, al señalar que por ello es urgente que el gobierno mexicano rediseñe una estrategia para otorgar mayores apoyos a pequeños y medianos productores del campo, a fin de que no sean cooptados por el crimen organizado.

En su calidad de integrante de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, insistió en su preocupación por el aumento en el número de sembradíos de amapola erradicados por las autoridades federales, porque evidencian el dominio del crimen organizado en las zonas rurales del país.

Dijo que de acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la erradicación de hectáreas de amapola fue de 14 mil 613 en 2013, y en 2014 fue de 21 mil 425, un significativo aumento de casi 50 por ciento respecto al año anterior.

Además, la legisladora advirtió que estadísticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) refieren que en México, desde 2008, se duplicó el número de hectáreas de este cultivo ilícito, al pasar de 6 mil 900 hectáreas sembradas a 15 mil en 2013, y aumentar la producción de 150 toneladas de estupefacientes a más de 325.

En el caso de hectáreas de mariguana erradicadas, precisó que según la Sedena se registraron 5 mil 121 en 2013, mientras que para 2014 aumentó a 5 mil 679.

En 2011, la ONU alertó sobre la proliferación de la amapola en México, a partir de la cual se produce 9% de la heroína consumida en el mundo, según el reporte que publicó la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.

La diputada Rincón Chanona subrayó que de no tomarse las medidas necesarias para que los pequeños y medianos agricultores sean autosuficientes y puedan mantener su producción, éstos seguirán siendo presa fácil de la delincuencia organizada, lo que podría detonar en un crecimiento generalizado de la violencia, acrecentar la pobreza alimentaria y aminorar el desarrollo económico y social de las regiones rurales.