Durante el segundo día de las V Jornadas de Derecho Parlamentario México-España, el director de Estudios Parlamentarios del CEDIP, Luis Mendoza Cruz, dijo que para que la democracia funcione hacen falta resultados que cumplan con las exigencias ciudadanas, a fin de generar su bienestar.
En su conferencia “La calidad de la democracia en México”, el funcionario del Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias (CEDIP), destacó que uno de los grandes problemas es resolver la desigualdad, que es la mayor amenaza para cualquier democracia en el mundo; en México, afirmó, el 53 por ciento de la población vive en situación de pobreza y sólo el 1 por ciento dispone de la riqueza nacional.
El llamado, apuntó, no es a que la democracia desaparezca, sino a exigir una mejor función. La ciudadanía lo demuestra con su desapego a la vida pública, quiere soluciones y respuestas a los problemas que tiene y, por tanto, requiere una rendición de cuentas eficaz y sencilla que muestre resultados a la luz pública, comentó.
Señaló que de acuerdo a los índices de democracia, México se sitúa en una posición intermedia respecto a los países de Latinoamérica.
De acuerdo al Latinobarómetro 2013, continuó, la nación mexicana reflejó un 37 por ciento de apoyo ciudadano a la democracia; sin embargo, el problema reside en el desempeño de los políticos, pues hay exigencias ciudadanas que no se cumplen y tienen que ver con su bienestar.
En la conferencia “La calidad de la democracia representativa de los estados de la República Mexicana”, el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Daniel Armando Barceló Rojas, coincidió en que en las entidades hace falta competencia, transparencia y rendición de cuentas, así como el respeto al voto.
“Esto es evidente, precisó, ante la antipatía que los mexicanos muestran por la democracia representativa, al no cumplir con sus expectativas”.
La solución está, dijo, en rediseñar la Constitución de los estados, para que sea su norma suprema; generar un equilibrio de poderes y empoderar a los ciudadanos; fortalecer el control del Congreso sobre el Ejecutivo; fortalecer el Poder Judicial, a fin de profesionalizar e incrementar el nivel de competencia, y establecer un Tribunal Constitucional local.
Asimismo, controlar el desempeño institucional de los órganos autónomos; actualizar los estatutos de las universidades públicas de los estados, y establecer un proceso de reformas constitucionales, ya que muchas de ellas no tienen el apoyo ciudadano y, sin embargo, se promueven por un poder revisor que no está controlado por el poder constituyente, concluyó.
En su participación, José Tudela Aranda, secretario general de la Fundación para Estudios Parlamentarios y del Estado Autonómico “Manuel Giménez Abad” de España, destacó la relación que existe entre autonomía y democracia.
Indicó que actualmente la democracia vive un desencanto a nivel mundial, pero sobre todo en los países occidentales, debido al bajo desempeño de las instituciones. Destacó que existe desconfianza, lo cual se traduce en rechazo a partidos políticos.
Afirmó que los cambios sociales han provocado cambios de valores en una juventud que ve el mundo de manera distinta, creando un anacronismo entre las instituciones y la sociedad.
La autonomía, agregó, es un importante instrumento de control de poder, propiciando el dialogo y la negociación, creando una relación sana entre gobernantes y gobernados.