Las fórmulas lácteas llamadas pirata ya ocupan un lugar importante en la demanda nacional de leche, con seis millones de litros diarios, señaló el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche mediante un comunicado.

Diariamente se consumen en el país seis millones de litros de derivados lácteos importados que se comercializan como leche, pero en realidad son fórmulas lácteas que maquilan industrias pirata e incluso las tiendas de autoservicio las ponen a la venta como “marcas propias”.

Este esquema de producción y comercialización de lácteos es calificado como encubrimiento por parte de las autoridades de las secretarías de Salud y de Economía por no verificar la sanidad, calidad y precios de esos productos que son adulterados y un riesgo sanitario para los consumidores.

De acuerdo con el Frente, actualmente en el país se producen alrededor de 30 millones de litros diarios de leche, mientras que es necesario crear las condiciones para aumentar ese volumen en 15 millones de litros más para cancelar las importaciones.

Esto implica apoyar a los productores en varias vertientes. Primero, mejorar la infraestructura lechera con tecnologías apropiadas, controlar de manera rígida, las importaciones de leche en polvo y de “fórmulas lácteas” que son una competencia desleal a los productores nacionales, y aplicar una política de precios para capitalizar las explotaciones y aumentar inversiones.

El presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Álvaro González Muñoz, afirmó lo anterior y denunció que el libre comercio de fórmulas lácteas constituye un fraude y un riesgo para los consumidores, porque se comercializan productos que “no son leche, sino sueros enriquecidos con grasas vegetales y agregados de vitaminas, minerales y proteínas, que pueden convertirse en un riesgo para la salud”.

La importación de derivados lácteos, entre fórmulas, quesos y yogures, se han convertido en fuerte competidor de los auténticos productores nacionales de leche, dijo el dirigente de ese gremio lechero.

“En total —afirmó— se comercializan en el país más de seis millones de litros diarios de este tipo de compuestos, que no son verificados por las instancias gubernamentales responsables de la salud y la calidad de estos supuestos alimentos, en tanto que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), organismos dependientes de Economía y Salud, no vigilan elementos fundamentales, como son la calidad, sanidad y precio de los derivados lácteos.”

Con información de la revista digital 2000 Agro