La secretaria de la Comisión de Salud, diputada Rosalba Gualito Castañeda, alertó que los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sonora y Durango, en el norte del país, tienen la mayor tasa de mortalidad por quemaduras.
Detalló que de acuerdo con el Sistema Nacional de Información en Salud (SINAIS), la tasa de mortalidad por quemaduras por fuego/flama descendió de 1979 a 2007 en 69.5 por ciento, mientras que por contacto con sustancias u objetos calientes (escaldaduras) tuvo un incremento de 100 por ciento.
Gualito Castañeda dijo que si bien la morbilidad por quemaduras ha descendido drásticamente, cuando las cifras se analizan por lustros y entidades federativas, los resultados alarmantes se dan de 2005 a 2009 al registrarse incrementos porcentuales importantes en Guerrero (56.5%), Baja California Sur (47.0%), Durango (46.6%), Zacatecas (27.5%), Sinaloa (24.7%) y Aguascalientes (3.3%).
Por ello, planteó exhortar al Consejo de Salubridad General para que incluya al grupo “Quemaduras, corrosiones y escaldaciones” al Fondo para la Protección contra Gastos Catastróficos y su correlativo en el Catálogo Universal de los Servicios de Salud para quemaduras de tercer grado.
A través de un punto de acuerdo publicado en la Gaceta Parlamentaria, recordó que el grupo de “Quemaduras y Corrosiones” ya existe en el Programa Seguro Médico para una Nueva Generación, pero no atiende a toda la población, ya que forma parte del Seguro Popular.
De igual modo, precisó que el Seguro Médico Siglo XXI, además de contemplar la atención médica por quemaduras de primer y segundo grado, integra la atención por quemaduras de tercer grado, en atención a la prioridad que tiene la niñez en la prestación de servicios médicos.
Sin embargo, afirmó que uno de los pendientes para brindar el servicio médico adecuado en cuanto a quemaduras de tercer grado, es la inclusión de este grupo en el Fondo para la Protección contra Gastos Catastróficos, que sólo contempla las de primer y segundo grado.
Esta acción, puntualizó, permitiría la homologación de tratamientos sin la construcción de hospitales especializados, una adecuada atención inmediata, de manera que las personas que padecieran dichos siniestros tuvieran que hacer erogaciones menores a causa de la atención médica y que los sistemas de salud locales no vieran tan mermados sus recursos a causa de los tratamientos.
Gualito Castañeda mencionó que las quemaduras son un problema de salud pública poco estudiado en México, por lo que generalmente los indicadores suelen no contener todas las variables óptimas que permitan una lectura correcta del padecimiento, o bien las estadísticas no son actuales, lo que dificulta la revisión correcta de la evolución del mismo.
Por ello, también planteó exhortar a la Secretaría de Salud a que emita los manuales operativos correspondientes a efecto de que el grupo “Quemaduras, corrosiones y escaldaciones” se haga efectivo y cumpla con la normatividad aplicable al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos.