Con tres mil 700 pantallas, México ocupa el quinto lugar mundial en asistencia de público a sus salas y el 11 en recaudación de ingresos en taquilla, informó la senadora Vianey Mendoza Mendoza.
Dijo que a pesar de ello, de los 165 millones de boletos que se venden cada año en el territorio nacional, sólo el cinco por ciento de ellos toca a la exhibición de películas hechas por cineastas mexicanos.
Por ello anunció que presentó una iniciativa que reforma la Ley Federal de Cinematografía, a fin de que los exhibidores reserven el 20 por ciento del tiempo total de exhibición para la proyección de películas nacionales en sus respectivas salas cinematográficas.
De concretarse su propuesta, toda película nacional se estrenará en salas por un período no inferior a tres semanas, dentro de los seis meses siguientes a la fecha en que sea inscrita en el Registro Público correspondiente.
Al presentar su iniciativa, la legisladora indicó que la cinematografía es una actividad cultural y educativa prioritaria para el desarrollo de México, al tiempo que es una industria que produce una importante derrama económica y una significativa fuente generadora de empleos.
Expresó que en México no existe una infraestructura industrial accesible a la cinematografía, ni existen cadenas o medios de distribución adecuados, “el cine mexicano se produce en difíciles condiciones y sin embargo las películas tienen un alto valor”.
Recalcó que lo más lamentable es que México cuenta con todos los elementos para lograr una cinematografía pujante: además del talento y la gran tradición fílmica del país.
Vianey Mendoza sostuvo que una nueva legislación eficaz y la instrumentación de políticas públicas adecuadas de fomento al cine detonarían enormes beneficios para el país.
El cine mexicano, dijo, ha quedado virtualmente al margen de la competencia por las condicionantes de mercado que se le imponen, “conduciendo ello a que prevalezcan en nuestras pantallas las películas de producción o coproducción hollywoodense en una proporción casi de nueve de éstas por una nacional”.
La industria cinematográfica hegemónica de los Estados Unidos monopoliza el mercado internacional del cine, extendiendo su dominio a la distribución y exhibición de películas.
La senadora señaló que resulta apremiante equilibrar, desde la legislación, esta situación de desventaja y desprotección del cine nacional ante a una industria trasnacional hegemónica que impone formas de distribución, exhibición y consumo, garantizando una cuota de pantalla y un tiempo de permanencia suficientes en favor de las películas nacionales.