Con el objetivo de fomentar la biotecnología farmacéutica mexicana y construir puentes y caminos con la industria de este sector, este miércoles se inauguró en el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, el Laboratorio de Análisis de Moléculas y Medicamentos Biotecnológicos (LAMMB), el cual contó con una inversión aproximada de 15 millones de pesos.
"Queremos llevar al mercado los desarrollos de nuevos medicamentos biotecnológicos o candidatos a medicamentos biotecnológicos de académicos mexicanos", dijo la investigadora Laura Palomares Aguilera, adscrita al IBt y responsable del LAMMB, quien además explicó que los medicamentos biotecnológicos están en el mercado desde los años ochenta y que sin duda han revolucionado la medicina: "Los primeros productos biotecnológicos fueron relativamente sencillos, pero conforme ha ido avanzando la biotecnología han surgido nuevos productos que son más complejos".
Abundó que esta complejidad de los productos biotecnológicos requería en el país de estrategias y técnicas para su caracterización, que debían estar en la frontera del conocimiento, y es lo que se ha conseguido con este Laboratorio, "porque la caracterización no es llevar, por ejemplo, una muestra a un laboratorio clínico, sino se requiere de científicos expertos que evalúen las moléculas”.
A diferencia de un medicamento químico, un fármaco biotecnológico es producido por biotecnología molecular, es decir, utilizando tecnología del ADN recombinante, "esto significa que tomamos un gen (la instrucción para construir una proteína del humano) y se lo ponemos a otro organismo que sigue las instrucciones; por ejemplo, el primer organismo con el que se hizo este desarrollo fue una bacteria, que cuando se le aplicó esta técnica de tecnología el ADN recombinante fue capaz de producir la insulina humana, el primer producto biotecnológico en el mercado". Antes de esto se utilizaba insulina aislada del páncreas de cerdos que no es idéntica a la humana.
El segundo ejemplo que expuso Palomares Aguilera fue el de la hormona de crecimiento humana, que para obtenerla había que aislar hipófisis de cadáveres para extraer dicha hormona, lo cual tenía un costo prácticamente incalculable, porque eran ´miserias´ lo que se recuperaban. "Ahora hay levaduras que pueden producir esa proteína de forma idéntica a la humana y se puede utilizar en personas que por alguna razón no la producen eficientemente". Los medicamentos biotecnológicos se utilizan para tratar o prevenir una gran variedad de enfermedades desde gripa, cáncer, enfermedades congénitas, infecciosas y muchas más.
La también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) aseguró que lo anterior es una de las razones por las que buscan apoyar el desarrollo de nuevas moléculas biotecnológicas de relevancia para nuestro país, facilitando su tránsito hacia la evaluación clínica y su eventual llegada a los pacientes. Ya sea que dichas moléculas sean descubiertas por investigadores del Instituto de Biotecnología, de otras entidades académicas o de la iniciativa privada. Los servicios del LAMMB estarán disponibles para aquellos que deseen evaluar moléculas producto de la biotecnología. “Con esto se pretende actuar en sinergia para promover la vinculación entre la academia y la industria".
El nuevo Laboratorio
La infraestructura física del LAMMB, con un espacio físico de 195 metros cuadrados, incluye áreas de desarrollo analítico, cámaras de estabilidad, biología molecular, microbiología, ensayos in vivo y pruebas preclínicas. El nuevo laboratorio albergará también a la Unidad de Citometría de Flujo del IBt, que contará con un separador de células (cell sorter), instrumento que separa y clasifica las células de acuerdo con sus características morfológicas o a la presencia de marcadores celulares.
El LAMMB es único en el país por su infraestructura y capacidades "aquí se puede hacer una caracterización de productos biotecnológicos, es decir, se trata de correlacionar sus propiedades fisicoquímicas y biológicas con su seguridad y eficacia terapéutica. Esta caracterización es necesaria para comparar medicamentos biotecnológicos producidos por diversos procesos de fabricación o por distintos fabricantes", señaló la doctora Laura Palomares en entrevista para la AMC.
Antecedentes
Si bien este miércoles se inauguró la infraestructura del nuevo laboratorio, este ya funcionaba gracias al apoyo del IBt. "Para funcionar utilizábamos sus laboratorios sin interferir con las labores de investigación”. De acuerdo con la investigadora, en el 2014 se acercó al Instituto el entonces titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Mikel Arriola, quien "nos hizo saber la necesidad de tener un laboratorio de este tipo".
La Cofepris es la responsable de regular, evaluar y otorgar el registro a los medicamentos de uso humano y debido a que los medicamentos biotecnológicos son en su mayoría proteínas, se requería de una serie de metodologías y equipos sofisticados para su caracterización.
En marzo del 2015, la Cofepris habilitó al LAMMB junto con otras tres entidades académicas mexicanas como terceros autorizados para la caracterización de productos biotecnológicos. Desde entonces, el LAMMB ha entregado 243 reportes a 6 clientes, en donde presenta la caracterización de 8 distintas moléculas.
El LAMMB requirió de una inversión de 15 millones de pesos, de los cuales 7 se consiguieron a través del programa de Fondos Mixtos del Gobierno del Estado de Morelos y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el resto fue gracias al apoyo de la Rectoría de la UNAM y la Cofepris.
Este miércoles también se inauguraron las ampliaciones y renovaciones del Bioterio, Edificio Sur, Secretaría Administrativa y Unidad de Docencia, con el apoyo de la Rectoría de la UNAM y apoyo de equipamiento parcial por parte del Conacyt.
La ceremonia oficial se realizó en el auditorio “Francisco G. Bolívar Zapata” del IBt y fue presidida por Octavio Tonatiuh Ramírez Reivich, director del Instituto de Biotecnología; María Brenda Valderrama Blanco, investigadora en el Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos; William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM; Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt; y Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador de Morelos.