Con reconocimientos a catorce nuevos investigadores eméritos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la entrega de la primera pieza de la medalla conmemorativa a Mario Molina, la cancelación de un timbre postal de aniversario, la promoción de un billete conmemorativo de la Lotería Nacional y un concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica Nacional, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) celebró la noche del jueves su aniversario número 45 en el Palacio de Bellas Artes.
El doctor Enrique Cabrero Mendoza, director general del Conacyt, encabezó el festejo en el emblemático edificio ante la presencia de representantes de la comunidad científica y tecnológica, del sector académico, de organismos internacionales, así como de funcionarios de gobierno, legisladores y trabajadores de la institución.
“El Consejo nació por la enorme encomienda de comenzar actividades científicas y tecnológicas en el país (…) Desde este inicio, en 1970, había ya la imperiosa necesidad de una política nacional de este sector. Es así que surgió Conacyt, producto de la gran responsabilidad social y de una visión de quienes lo concibieron y lo pusieron en marcha en beneficio del talento mexicano”, expresó.
Reconoció que los resultados del organismo solo pueden explicarse por el enorme esfuerzo de diversas instituciones:
“En este universo quiero mencionar de manera especial a la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Politécnico Nacional, Universidad Autónoma Metropolitana, universidades estatales, academias científicas, centros públicos de investigación, universidades privadas y cámaras empresariales; Foro Consultivo y Consejo Consultivo de Ciencia y Tecnología, todas estas instituciones han contribuido, sin duda, a esta historia. Conacyt es una historia de una construcción colectiva, interinstitucional, todos han sido parte y seguirán siendo aliados fundamentales del Consejo”.
Como único orador de la noche, Cabrero Mendoza resaltó que en estos días el conocimiento se ha convertido en el componente principal de cualquier actividad económica, social y cultural del hombre, constituyéndose en factor clave para el desarrollo de países y de individuos; subrayó que es tal la centralidad y protagonismo del conocimiento que al actual momento histórico se le ha denominado la era de la sociedad de conocimiento y de la economía basada en el conocimiento.
Expuso que ante el nuevo escenario internacional, los desarrollos científicos y tecnológico son fundamentales para afianzar el crecimiento de la economía y también las condiciones de progreso, justicia, equidad y bienestar social.
En su discurso, destacó que la inversión pública en el sector, particularmente en estos tres últimos años, es inédita y ofrece una oportunidad para dar ese salto a la sociedad del conocimiento, que a su vez significa un reto no solo para el Conacyt o para el gobierno de la República, sino requiere de la suma de voluntades de todos los autores del sistema nacional de CTI.
Asimismo, Enrique Cabrero consideró que aun cuando la del Conacyt es una historia de éxito del Estado mexicano, se necesita seguir fortaleciendo al Consejo, hacer de la institución una plataforma para una nueva etapa, con una política de CTI que le permita a México escribir su propia página en el mundo global de conocimiento.
Lo anterior, dijo, a través de más y mejor ciencia, desarrollos tecnológicos, capital humano en todas las actividades del quehacer desde la perspectiva de nación; empresas competitivas, productivas, con capacidad de innovación; ciudadanos que valoren, respeten y procuren el conocimiento científico; gobiernos que se apropien del conocimiento como una palanca para diseño de sus políticas y para el bienestar de las sociedades.
La ceremonia de aniversario abrió con la entrega de reconocimientos a los nuevos investigadores eméritos del SNI por su relevante trayectoria y contribución a la ciencia en México: Jorge Alonso Sánchez, Robert Bye Boettler, Víctoria Chagoya Hazas, Clara Gorodezky Lauferman, Edgar Heimer de la Cotera, Soledad Loaeza Tovar; Víctor Manuel Loyola Vargas, Marcelo Lozada y Cassou, Rachel Mata Essayag, Alfonso Mondragón Ballesteros, David Muñoz Rodríguez, José Luis Orozco Alcántar y Alfredo Ulloa y Aguirre.
Después, el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, recibió la primera pieza de la medalla conmemorativa de aniversario del Conacyt, y se recordó que hace 20 años recibió en Estocolmo, Suecia, la prestigiada distinción.
Presencia de la AMC
En entrevista, el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Jaime Urrutia Fucugauchi, presente en la celebración, reconoció que estos 45 años han permitido al Conacyt aumentar significativamente el número de personas con posgrado en el país.
“El programa de becas del Consejo es probablemente el más grande que tenemos, esto se ha ido reflejando en que la comunidad académica ha crecido, lo podemos ver en los indicadores del SNI, que de iniciar con menos de dos mil investigadores inscritos, serán ya un total de 25 mil aprobados para el 2016; paralelo a los programas que se han mantenido Conacyt ha implementado otros, nuevos, como el de las Cátedras, que permite preparar a las nuevas generaciones; o la existencia de los 27 centros públicos de investigación lo que ha favorecido la descentralización de la investigación”
Por otro lado, Urrutia resaltó la buena, estrecha y sólida relación que existe entre el Conacyt y la AMC; expuso que en términos generales es la forma en la que se debe trabajar en el país, pues al ser una comunidad muy pequeña la mejor opción es colaborar entre las instituciones.
“Ambas instituciones tenemos opciones importantes que debemos aterrizar para los siguientes años y el camino es tener una colaboración entre todas las instituciones que están en investigación, innovación y desarrollo tecnológico, esto es importante ahora porque es un movimiento internacional, el impacto que tiene la investigación es muy fuerte y se menciona frecuentemente de construir las sociedades del conocimiento y las economías basadas en el conocimiento”.