La diputada de Movimiento Ciudadano, Merilyn Gómez Pozos, señala que, históricamente, las personas con discapacidad visual, auxiliadas por perros guía, han sido víctimas de abuso, exclusión y discriminación en nuestro país, lo que transgrede su derecho a integrarse plenamente en la sociedad.
Por ejemplo, refiere, en octubre de 2013 el personal de seguridad de una clínica de IMSS en Orizaba, Veracruz, impidió que un invidente ingresara con su perra guía “Daysi”, en busca de atención médica. Además, la gente que se encontraba en el lugar lo sacó a golpes y empujones.
En la mayoría de las ocasiones, los individuos con discapacidad visual se ayudan con perros que les sirven para conducirse y realizar cualquier actividad. Pese a esto, “vemos con tristeza que sus garantías no se respetan y se les evita acceso a muchos lugares y la posibilidad de moverse libremente”, subraya Gómez Pozos.
Destaca que además de servir a invidentes, los canes ayudan a personas con otro tipo de discapacidades. En 2012, acota, un niño de nueve años con diabetes tipo 1 recibió a “Vikingo”, el primer perro de alerta médica en México, entrenado para detectar con su olfato los compuestos químicos que el cuerpo libera durante una baja de azúcar peligrosa.
Asimismo, existen perros entrenados para evitar que niños con autismo se fuguen y para trabajar en conductas de oposición. Por ejemplo, si el infante se tira al suelo, el perro le lame la cara generando un cosquilleo que le hace reincorporarse.
Por otra parte, ayudan en su seguridad vial al pararse a un metro del borde de las banquetas y mejoran los patrones de sueño recostándose al lado del niño, los que le proporciona una sensación de calma.
Por lo anterior, “prohibir a las personas con discapacidad el goce y ejercicio de ser asistidas por un perro es obstaculizar, en igualdad de condiciones, el goce y ejercicio de los derechos al libre desarrollo y bienestar, así como a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”, sostiene Merilyn Gómez.
En consecuencia, promueve una iniciativa de modificación a la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, para que el Estado garantice el acceso y permanencia a toda persona que venga acompañada de un perro guía, animal de servicio o asistencia médica, tanto en transportes, inmuebles públicos y en aquellas instalaciones que, siendo privadas, estén abiertas al público.
La diputada por Jalisco aclara que estos perros no deben ser considerados como mascotas, ya que, en aproximadamente dos años, son sometidos a rigurosos entrenamientos para inhibir por completo su instinto de caza, relacionarse con cualquier persona, acudir a todo tipo de lugares y a permanecer del lado izquierdo de su dueño, de modo que no le cause interferencia al andar.
Además, “están entrenados específicamente para obedecer órdenes, asumir responsabilidades y para reaccionar de manera adecuada ante peligros. Asimismo, el perro guía, en situación de riesgo, también es capaz de desobedecer dichas órdenes, para cuidar la integridad y la vida de su amo”, agrega.
Aunque los animales son muy útiles para sus actividades cotidianas, Merilyn Pozos aclara que los discapacitados que se auxilian con un perro no son incompetentes para valerse por sí mismos, ni se encuentran impedidos para desarrollarse plenamente en espacios públicos o privados.
Empero, subraya, es necesario hacer conciencia y legislar adecuadamente, ya que en México existen alrededor de 5.7 millones de personas con algún tipo de discapacidad y el Estado se encuentra obligado a eliminar todo obstáculo para este sector poblacional, derivado de los mandatos de nuestra Carta Magna y de varios tratados internacionales que ha firmado.