La senadora Silvia Garza Galván demandó al gobierno federal dar marcha atrás al aumento en los precios de los combustibles, decretado a partir del primero de enero, ya que afectará negativamente el bolsillo de millones de mexicanos, además de que tendrá un impacto inflacionario directo en bienes y servicios.
El incremento del tres por ciento es un atentado contra la economía familiar, le resta competitividad a las empresas mexicanas y refleja gran insensibilidad y desconocimiento de las condiciones de pobreza que viven muchos mexicanos, precisó.
Además, agregó, es resultado de una reforma fiscal aprobada en 2013 que no quiso ser corregida, distorsionó los mercados a pesar de que ya demostró su profunda inconveniencia y una vez más carga los costos sobre los mismos de siempre al convertir a las gasolinas y combustibles en un nuevo impuesto para la gente.
Señaló que lo correcto hubiera sido suspender el deslizamiento desde noviembre de 2013 cuando se igualó el precio de la gasolina en México con la de Estados Unidos.
“En su oportunidad, los panistas consideramos que ya no había necesidad de deslizar ni tenía ningún sentido usar la gasolina, con un claro efecto inflacionario sobre muchos productos, como un mecanismo de recaudación fiscal”, expuso.
Hizo notar que el gobierno del PRI prometió que con la reforma energética bajaría el precio de la gasolina, y lo que tenemos ahora es un impuesto encubierto, con este 3 por ciento más, y una gasolina 30 por ciento más cara que en Estados Unidos, de donde la importamos.
Garza Galván explicó que de 1980 a 1990 el precio de las gasolinas creció 4,186 por ciento; de 1990 al 2000 se incrementó 430 por ciento, y en la década del 2000 al 2010 el aumento fue de 64 por ciento.
En cambio, recordó que en un acto de solidaridad con las familias que más lo necesitaban en 2009 el presidente Felipe Calderón suspendió durante un año el deslizamiento en el precio de la gasolina que había empezado desde 1992.
La trayectoria que ha seguido el incremento del precio en las gasolinas, muestra claramente que han sido las administraciones del Partido Acción Nacional las que han entregado mejores cuentas al pueblo de México en ese sentido, indicó la también titular de la Comisión Especial de Cambio Climático del Senado.
Para la legisladora coahuilense la medida aplicada a partir del primero de enero pasado va a repercutir directamente sobre el autotransporte que mueve el 80 por ciento de la carga de bienes en el país, taxis, aumento de fletes, entre otros servicios y, peor aún, los bajos salarios no van a alcanzar para solventar estos gastos adicionales.
Traerá como consecuencia un efecto dominó debido a que la gasolina constituye el motor del aparato productivo del país, reiteró.
Lamentó que el gobierno federal no perciba el impacto negativo que esto ocasionará, pues todas sus decisiones deben ser en beneficio de México y no solo de unos cuantos.
“El gobierno debe reconocer los errores de una política que mantiene estancada la economía que sólo está creciendo a la mitad de lo que crecía hace dos años, y dar marcha atrás en el aumento a los combustibles”, puntualizó la senadora de Acción Nacional.