Por Leticia Puente Beresford

Nueva York, 3 de septiembre de 2013.-El dilema de Barack Obama no es si ataca o no al actual gobierno sirio fundamentalista, sino la estrategia que empleará en su avance terrestre o aéreo, porque él, el primer presidente afroamericano estadounidense, es el comander in shift.

Su actitud ante el conflicto sirio trae también la imagen del padre de familia, preocupado por la muerte de mujeres y sobre todo de niños y niñas (más de mil 400 seres humanos), lo que se convierte en un  asunto de seguridad nacional.

La historia bélica de este país es vasta, incluidas sus declaraciones de guerra consideradas injustas por la opinión pública, sobre todo las de acciones tomadas unilateralmente, pero ahora espera, dice, una reacción nacional y la aprobación del Congreso, cuyos líderes ya le dieron su apoyo verbal.

Analistas internacionales, de la academia, de las fuerzas armadas retirados, están también dando sus opiniones en todos los medios de comunicación. Las banderas norteamericanas ondean frente a muchos hogares.

Es bueno recordar que Obama apoyó a los movimientos de la llamada Primavera Árabe, incluido el que cuestionó el régimen en Siria y que estuvo seguido de cerca por la entonces secretaria de Estado, Hillary R. Clinton, siempre en apoyo absoluto a las mujeres en todo el mundo.

Desde enero del 2011 las protestas iniciaron, y ya para marzo, para la primavera, no hubo forma de parar la protesta del cambio revolucionario. La violencia se desató. Continúa, persiste.

El régimen de Bashar al Assad no solo insiste en sostenerse en el poder, sino que, hoy en los medios mundiales se le califica como ‘asesino de su propio pueblo’.  Las imágenes de los cuerpos sin vida por causa de ese gas químico son muestra de una crueldad brutal.  Y pide uno justicia. 

Pero están también quienes están en defensa de la vida, de la paz, de la preservación de la humanidad, que prefieren la utilización del método político y no el bélico.

No se olvida que Barak Obama recibió el Premio Nobel de la Paz y que, ante los cambios del mundo, podría adoptar una medida bélica, limitada dice, y ante ello los llamados a la paz están en todos lados, incluso en los medios, donde también se escuchan posturas más radicales, como decir que pedir autorización del Congreso es “esconderse en las faldas” de los legisladores. 

Obama tiene la peculiaridad de saber escuchar, es un gobernante que escucha a sus ciudadanos y ciudadanas y ahora consulta sobre su plan limitado enfilado a zonas estratégicas.

La declaratoria en contra del régimen de Assad se dio desde hace tiempo. Cayó bien en algunos países, en otros no, mientras la ONU y su Consejo de Seguridad investigan y analizan las pruebas sobre uso de armas químicas.

Se debe de recordar que en Estados Unidos, el presidente Barack Obama es el Primer Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y, como tal, tiene la última palabra. Él es quien dará la orden o no. Es su momentum.