Con un sonoro “renuncie y no tenga miedo en decirle al presidente Enrique Peña Nieto que se equivocó”, fue recibida en el Senado de la República la secretaria de Desarrollo Social Rosario Robles Berlanga.
Pero en un intento de salir airosa, la funcionaria respondió que “yo no tengo por qué renunciar, porque no he hecho absolutamente nada”.
Así se inició el encuentro de la ex dirigente nacional del PRD con una treintena de senadores de todos los partidos políticos, los cuales, por cierto, acorrientaron, como pocas veces se ve en este órgano parlamentario, el trabajo legislativo con los aplausos que brindaban, los priístas a Rosario, y los panistas y perredistas a sí mismos.
La senadora panista Adriana Dávila inició el ataque a la titular de la Sedesol, con una serie de reclamos políticos por lo ocurrido en Veracruz, lo que sacó de quicio a la senadora priísta Cristina Díaz, moderadora de la comparecencia, quien ya no hallaba como callar a su colega.
Siguió el senador perredista Manuel Camacho Solís, quien de manera tajante y contundente comenzó su alocución con dirección al presidente Peña Nieto. Dijo textualmente: “No te preocupes Rosario, esa frase marcará la presidencia de Enrique Peña Nieto. Me cuesta trabajo entender cómo un Presidente que ha construido con el apoyo del PAN y del PRD a sus iniciativas, ponga en riesgo el Pacto y su prestigio internacional por asuntos electorales… Renuncie y díganos de qué lado está señora Secretaria”.
A esto, los senadores azules y amarillos aplaudieron a rabiar, pero cuando Rosario Robles pudo responder, dijo textualmente: “Yo no tengo por qué renunciar, porque no he hecho absolutamente nada”. Aquí respondieron los priístas con una carretada de aplausos, lo que convirtió la comparecencia en un espectáculo por demás corriente, cuando el Senado de la República se ha caracterizado por la altura de los debates parlamentarios.
Ese fue el escenario, aunque en ocasiones aburrido, del ambiente que prevaleció en esta comparecencia que terminó con un sorpresivo discurso de la senadora perredista Lorena Cuéllar, quien aprovechó su posición de co-moderadora para reprochar a la funcionaria cara a cara, en medio de tremenda gritería que orquestaron los priístas para intentar desdibujarla.
Al final, las senadoras Adriana Dávila y Lorena Cuéllar, acompañadas por el senador Roberto Gil Zuarth, se presentaron en la sala de prensa para anunciar que a partir de este momento desconocen Rosario Robles Berlanga como interlocutora del Gobierno con el Senado de la República.