La FAO señala que el diseño de la maquinaria debe evolucionar en paralelo con la política de Intensificación Sostenible de la Producción Agrícola, lo que implica una menor cantidad de productos químicos y un uso más eficiente del agua y la maquinaria.
En días pasados la FAO informó en Roma, Italia, que la maquinaria ha revolucionado la agricultura y aliviado la “ardua” labor de millones de familias y campesinos.
En un libro titulado “Mecanización para el desarrollo rural: estudio de modelos y evolución en el mundo”, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explora el aumento en la utilización de maquinaria en la actividad agrícola.
El libro menciona ejemplos como el caso de Bangladesh, que pasó de utilizar la fuerza humana y los bueyes en la década de 1970 para convertirse en una de las economías agrícolas más mecanizadas en el sur de Asia.
Ese país asiático cuenta ahora con 300 mil motocultores de baja potencia, un millón de bombas de riego con motor diesel, además de un uso generalizado de trilladoras mecánicas.
Asimismo, el texto resalta que África, que cuenta en comparación con recursos de tierra más abundantes, tiene menos de 10 por ciento de servicios de mecanización motorizados.
Precisó que en ese continente, alrededor de 25 por ciento de la energía agrícola procede de animales de tiro y más de 60 por ciento de energía humana, sobre todo de mujeres, ancianos y niños.
El libro incluye estudios sobre la mecanización en países y regiones de África, Asia, Medio Oriente, Sudamérica y Europa del Este, además de capítulos sobre temas como las necesidades de desarrollo, fabricación e intercambio de información.
La FAO argumenta que el diseño de la maquinaria debe evolucionar en paralelo con la política de Intensificación Sostenible de la Producción Agrícola (ISPA), lo que implica una menor cantidad de productos químicos y un uso más eficiente del agua y la maquinaria.
Según el organismo, la maquinaria agrícola tiene que ser inteligente, precisa y eficiente con el fin de minimizar su impacto sobre el suelo y el paisaje.