A nivel mundial, México ocupa la décimo segunda posición en contribución de los gases de efecto invernadero, con una emisión calculada en 467.3 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalentes (MtCO2eq), que representa 1.56 por ciento de la contribución global, y 4.4 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (MtCO2eq) per cápita por habitante.
Estos son datos incluidos en la Carpeta Informativa No. 39 titulada “Energía y Gases de Efecto Invernadero (GEI)”, elaborada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, documento donde se comparan los consumos energéticos reportados en el Sistema de Información Energética (SIE) con las emisiones de GEI asociadas a procesos de combustión, con la finalidad de conocer el consumo de energía correspondientes a las actividades económicas en el periodo 1990 - 2013.
Karla Carolina Solís Corre, autora del documento, señala que las actividades como el transporte, la industria, actividades no industriales (residencial, comercial y público), consumo energético y agropecuario, son algunas de las causantes de generar emisiones de GEI por la combustión de energéticos, así como emisiones fugitivas en procesos sin combustión.
Según el balance nacional de energía del periodo (1990-2013), se reporta que el consumo final de energía en 1990 fue de 3,580.652 PJ, mientras que en 2013 fue de 5,132.323 PJ10. El incremento promedio interanual para el transporte es de 1.77%, industrial 1.46% y la actividad no industrial de 1.23% en dicho periodo en relación con 1990.
En este sentido, el transporte, junto con la generación de energía eléctrica, es la actividad económica que representó un mayor consumo energético. El consumo de energía del autotransporte sumó 91.74 por ciento de la demanda total del sector en el año 2013, y demanda aproximadamente 30 por ciento de la producción diaria de barriles de petróleo en el consumo de gasolinas, naftas y diésel (2.5 millones de barriles diarios).
Con relación al análisis de consumo energético por actividad, se tiene que la industria siderúrgica es la de mayor consumo energético en gas seco (55.40 por ciento), coque al carbón (31.30 por ciento) y electricidad (10.37 por ciento). Mientras que la cementera obtiene su energía principalmente de coque de petróleo (64.64 por ciento), electricidad (26.52 por ciento) y carbón (4.30 por ciento),
En el caso de la actividad no industrial conocida como residencial, comercial y público en el periodo 1990-2013 se dio una disminución del consumo energético a partir del 2005 y a la fecha se ha mantenido con poca variación a la alza. Sin embargo, sigue siendo el tercer consumidor de energías convencionales e importante emisor de GEI.
A manera de conclusión, en el documento se señala que los experto sugieren que para lograr reducir las emisiones es necesario hacer un cambio en el consumo de fuentes convencionales de energía a fuentes de abastecimiento más limpias, como ejemplo, la sustitución de combustóleo por gas natural en la industria cementera y siderúrgica, con un potencial de reducción de 115, 326 toneladas de CO2 anuales. Esto también puede lograrse a través del uso de mejores tecnologías como la cogeneración, que utiliza calor disperso de un motor de combustión para volver a aprovecharlo y generar más energía. Todas estas políticas, ya sea por incentivos o por razones comerciales de eficiencia han empezado a darse, con la consecuente disminución de la tendencia de crecimiento en algunas emisiones por sector.