México es el país con la mayor variedad de especies del continente americano. “Si comparamos el tipo de mamíferos que hay en la selva Lacandona, con los que existen en Michoacán o el desierto en Chihuahua, vemos que son completamente diferentes. Eso es lo que hace especial a nuestro territorio, no tanto el número, sino la variedad de organismos”, afirmó Héctor Arita Watanabe.
El integrante del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco), en el campus Morelia de la UNAM, expuso que por ello estaríamos en el podio de las “olimpiadas” de la biodiversidad, probablemente entre las tres primeras naciones más importantes a escala mundial, y con toda seguridad entre las cinco primeras.
En términos del conteo absoluto de especies, el primer lugar continental lo ocupa Brasil, que tiene mayor territorio, y si el conteo considera el área, Costa Rica podría tener el sitio de honor, pues en una extensión equivalente a la de Michoacán, posee más de la mitad de las que tiene México.
A pesar de esa riqueza biológica, se trata de países con más o menos las mismas especies en todo su territorio, mientras que en el nuestro son completamente diferentes, de acuerdo con cada región; es impresionante la variedad de formas, orígenes y funciones de los organismos. Eso, consideró el científico, además de un orgullo, debe implicar esfuerzos de conservación y de manejo en todas partes, en las montañas, las selvas o las costas.
El titular del Laboratorio de Macroecología del CIEco señaló que una de las causas por las que muchas especies habitan nuestro territorio, es que “estamos justo en el límite de dos de las 11 regiones biogeográficas mundiales: neártica (norte del continente) y neotropical”.
Hay lugares que comparten organismos de ambas. De hecho, México es el único lugar donde se pueden encontrar esas “mezclas”, y el único país del mundo que posee el límite completo entre dos regiones biogeográficas, justo en el eje neovolcánico.
El experto recordó que la macroecología, es decir, el estudio ecológico de los patrones a gran escala, pretende responder cuestionamientos, con el uso de teorías, como por qué somos un país megadiverso. Para ello, se basa en modelos estadísticos y matemáticos y en el estudio de los patrones o situaciones que se repiten en diferentes lugares. “Nosotros estudiamos todo eso en el continente americano”.
Mediante la distribución actual de los mamíferos, se intenta reconstruir la historia del origen de esas dos regiones. Se eligió ese grupo porque se trata de animales cuya distribución se conoce bien.
“Vemos qué mamíferos están mejor representados, no sólo por su clasificación, sino por las funciones que tienen en el ecosistema; si hay una riqueza de polinizadores o una concentración muy alta de especies que son importantes para la conservación. Vamos más allá de una cuantificación”.
Las investigaciones ayudan a entender el origen de la diversidad y a encontrar maneras de mantenerla, sobre todo ante una presión creciente del desarrollo económico. Recientemente “hemos desarrollado técnicas de priorización de áreas para la conservación”, explicó Arita.
Asimismo, se analiza el origen de la riqueza natural. “Lo que vemos hoy es resultado de los procesos de evolución de cientos de miles, o hasta millones de años”. Uno de los aspectos que han influido son los cambios climáticos que se dieron en los últimos milenos.
Eso se revive hoy, con el cambio climático global causado por el ser humano. Algunos de los análisis geológicos e históricos de cómo ha cambiado la biodiversidad a raíz de la modificación natural del clima en el mundo, se pueden proyectar y ver cuáles serían las consecuencias.
De ese modo, el científico ha descubierto que uno de los efectos más importantes se registraría en las zonas montañosas.
Otra de las razones por las que tenemos un gran número de especies es porque el territorio es muy heterogéneo en su orografía. En una montaña se encuentran diferentes especies, de acuerdo con la altitud, pero la transformación del clima modifica los gradientes altitudinales y se afecta la distribución de especies. En el caso de las montañas que no tienen un gradiente amplio, habrá organismos que no se puedan mover y se extingan.
Hacemos modelos teóricos y estadísticos con la idea de encontrar los factores que determinan cierta distribución, y uno de los más importantes es el clima, cuyo cambio actual afecta a los ecosistemas, y lo hará aún más en el futuro, finalizó.