En México, la legislación para utilizar células troncales de origen embrionario es dispersa e insuficiente. Además, distintos sectores y grupos sociales impiden trabajos científicos con estos elementos, advirtió Ingrid Brena Sesma, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
La regulación en el ámbito debe sustentarse en un trabajo legislativo democrático y laico que respete la libertad de investigación y establezca las condiciones adecuadas para realizarla. Sólo puede ejercerse en un Estado que no admite imposiciones ni trabas religiosas, subrayó al participar en el Taller Aspectos Éticos y Legales de la Investigación con Células Troncales y de la Neuroética.
En el encuentro, organizado por el Instituto de Fisiología Celular (IFC) de esta casa de estudios y el Instituto para la Ciencia, Ética e Innovación (ISEI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Manchester, Inglaterra, señaló que los reglamentos, leyes y códigos existentes se refieren a la utilización de células troncales en terapias, pero no al uso con fines de investigación.
La coordinadora del Núcleo de Estudios en Salud y Derecho del IIJ, estableció que la legislación de las tareas con células troncales embrionarias debe estar apuntalada en información científica que permita el desarrollo de los trabajos en beneficio de la sociedad.
Frente a vacíos legales que generan incertidumbre se requiere establecer una regulación específica, sin que tal acción frene los avances científicos. Es necesario legislar con sensibilidad para no coartar la libertad de investigación dirigida a reducir el dolor, curar enfermedades o asegurar mejores condiciones de vida para el humano y salvaguardar valores dignos de protección.
Al respecto, María de Jesús Medina Arellano, de la Universidad Autónoma de Nayarit, aludió a la pertinencia de adoptar una regulación basada en principios, indispensable para solucionar la falta de actualización de las normas existentes a la velocidad de los avances y que facilita el mejoramiento de los centros de estudio.
En el Auditorio Antonio Peña Díaz del IFC, sostuvo que la adopción de principios mínimos para una evaluación ética y efectiva, con mecanismos de seguimiento e intercambio de información, garantizaría el respeto a los pacientes e impulsaría la investigación con células troncales en México.
Aspectos científicos y éticos
En su oportunidad, Rubén Lisker, emérito de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, mencionó que distintos sectores de la sociedad mexicana esgrimen argumentos éticos contra el uso de estas células troncales con fines de investigación. Es más falto de ética no utilizarlas con estos propósitos que evitar la posibilidad de curar padecimientos para los que actualmente no hay tratamientos, consideró.
Los avances en este ámbito se detienen al considerar al cigoto como un humano que debe protegerse. Un blastocisto no es persona porque las conexiones entre la médula espinal con la corteza cerebral se establecen entre las semanas 25 y 29 de la gestación; sin éstas no se siente ni piensa, características distintivas de nuestra especie, explicó.
El también director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, subrayó que el cigoto es, en potencia, un individuo y el respeto que merece es proporcional a su grado de desarrollo.
Para hablar de existencia humana se requiere que el feto tenga actividad cerebral, lo que descarta argumentos como que la vida inicia a partir de la concepción. Esta idea se complementa con el criterio de muerte cerebral, utilizado para donar órganos vitales, afirmó.
“¿Qué es más reprobable y falto de ética, impedir investigación con posibilidad de curar o mejorar a millones de personas con padecimientos devastadores o evitar el uso de embriones sobrantes de procesos de fertilización asistida por su potencialidad de convertirse en humanos, cuando en realidad están programados para desecharse?”, cuestionó.
Creación de quimeras
En su oportunidad, César Palacios, quien realiza estudios de doctorado en el Instituto para la Ciencia, Ética e Innovación de la Universidad de Manchester, Inglaterra, expuso que la creación de quimeras a partir de células troncales es útil para producir vacunas o estudiar la formación de tumores.
Son organismos biológicos compuestos a nivel celular por un mosaico de células con origen genealógico distinto. Se forman al unir dos embriones de especies diferentes o si a un animal se le injertan células de individuos tomados de otras especies, refirió.
Los argumentos en contra tienen como eje la dignidad humana. Ésta no sería socavada por transferir las funciones psicológicas emergentes y supracelulares humanas a un sujeto de experimentación, que en consecuencia poseería las mismas capacidades, sino por el tratamiento que dicha quimera recibiera por agentes morales, sostuvo.