El senador panista Francisco Búrquez Valenzuela afirmó que para detener la corrupción que se da entre empresas extranjeras que invierten en México y las autoridades federales, estatales o municipales, es necesario fortalecer el Código Penal.
El vicecoordinador de Política Económica del PAN aseguró que el combate a lo que llamó como “corrupción extranjera” debe darse en los diversos sectores, como el minero, la construcción, el de transporte y las telecomunicaciones.
Se debe fortalecer el código que tipifica cada delito para que quien cometa actos de corrupción vaya a la cárcel, pero sobre todo, que quienes ejecutan este tipo de actos sean sometidos a la acción judicial y cumplan su pena, porque “ni decenas de leyes anticorrupción servirán tanto como cumplir con el castigo”, indicó.
En ese sentido, reconoció que a México se le ubica con los países que no están haciendo prácticamente nada para combatir “este cáncer”, por ello el Congreso de la Unión tiene la facultad para ser contrapeso de los actos del Ejecutivo y evitar la comisión de actos de corrupción.
Por ejemplo, --comentó-- los de la denominada “Casa Blanca” y los vínculos con la empresa constructora española OHL.
Búrquez Valenzuela señaló que nuestro país, conjuntamente con España, Argentina, Brasil, entre otros, son identificados por no combatir este tipo de corrupción que resulta evidente.
“De cuatro grupos de países miembros de la OCDE, México se encuentra ubicado dentro del que no le interesa combatir este tipo de ‘corrupción internacional’ de grandes corporaciones que corrompen para obtener contratos millonarios”, expuso.
En este sentido, identificó al exceso de regulación como un poder artificial de la burocracia, que por ella misma crea esas condiciones.
Incluso, dijo, la falta de transparencia es la que alienta los actos de corrupción, dentro de los cuales se ubican en mayor medida las regulaciones ambientales, de protección a la salud, barreras al comercio internacional, de normas técnicas oficiales, entre muchos otros.
Las reglamentaciones, agregó, son “buenas intenciones que llevadas al extremo generan el ambiente propicio para desarrollar e incrustar la corrupción, además de restar flexibilidad y creatividad a las ofertas de servicios o productos ofrecidos”.
Así, la “corrupción internacional”, tiene un gran atractivo para quien recibe el soborno, sobre todo por encontrarse alejada del país de origen, concluyó.