Con el propósito de apoyar la producción nacional de granos básicos, es necesario que la Secretaría de Economía (SE) investigue la probable especulación con los precios del frijol, maíz y trigo, y que la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) establezca un Sistema Nacional de Compras para adquirir la cosecha de estos alimentos con pagos justos a los campesinos.
A través de un punto de acuerdo, la diputada Verónica Juárez Piña, integrante de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, señaló que se requiere también que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) implemente medidas urgentes y efectivas para ayudar a los productores.
Destacó que los precios de los granos básicos se han desplomado drásticamente en el último año, sin que se observen medidas claras de las autoridades federales para acudir en su auxilio.
Sólo en el último año, el precio del maíz cayó 40 por ciento en el mercado internacional, el del trigo 30, el sorgo 33 y el frijol 50 por ciento, lo cual afecta al 95 por ciento de la producción agrícola nacional, dijo.
En la exposición de motivos, la legisladora señaló como ejemplo el caso del maíz, principal cultivo de México, cuyo precio en la bolsa de Chicago se estima para marzo próximo en 170 dólares la tonelada. Esto significa, en promedio, una pérdida de más de 100 dólares por tonelada con relación a la misma cotización del año pasado, que fue de 273 dólares.
Considerando que México produce en promedio 22 millones de toneladas de maíz al año, equivaldrá a una pérdida para el sector maicero superior a los 2 mil 200 millones de dólares, es decir, 28 mil 600 millones de pesos, equiparable a más de 2 veces el presupuesto destinado al Proagro Productivo para el presente año.
El documento precisa que los agricultores son uno de los sectores más vulnerables de la economía, por los efectos devastadores del cambio climático y las dificultades para su modernización, por lo que resienten más el rezago y la pobreza.
Refiere que en el último año se han incrementado drásticamente los precios de los fertilizantes, de la semilla y de la maquinaria agrícola, además de las alzas en el diesel y la gasolina, el pago de impuestos como el “verde” y el uso de agroquímicos, y de la misma manera la energía eléctrica utilizada en los sistemas de riego.
Estos factores colocan a los agricultores en una situación agobiante porque la venta de la cosecha a los precios actuales “significa la ruina para miles de ellos. No hay que olvidar que el sector agrícola es estratégico, ya que de éste depende la alimentación de las familias mexicanas y las materias primas fundamentales para la industria agropecuaria nacional”, precisó.
Otro grave problema que aqueja al mercado nacional, en especial a la población de escasos recursos, es la disparidad que prevalece entre los precios al consumidor y el pago a los productores, a los cuales se les paga la cosecha a la mitad de su valor, mientras los costos de la tortilla de maíz, el pan, el huevo, la carne y el harina de trigo no se reducen al consumidor, al contrario, han aumentado y afectan a todos los mexicanos.
Eso significa que otros participantes en los procesos de producción y comercialización de básicos logran importantes beneficios económicos, en tanto los consumidores siguen pagando cada vez más por los alimentos. “Los campesinos reciben menos y están en camino de la quiebra económica, mientras unas cuantas grandes empresas comerciales y agroindustriales cada año obtienen ganancias millonarias”.
Ello se debe, dijo, la diputada perredista Juárez Piña al control del mercado de los productos agropecuarios que ejercen esas empresas, a través de establecer y mantener el monopolio de las cosechas de granos nacionales, y la llave para exportar e importar libremente, afirmó.
Argumentó que estas empresas también deciden cuánto pagarle a los productores, establecen el porcentaje para subir o bajar los precios en función de sus intereses, o deciden la época para “escasear las existencias o de inundar el mercado, lo cual lleva a manipularlo y a especular con la alimentación de los mexicanos. No es el mercado quien regula los precios, son los intereses monopólicos de estas grandes empresas”, dijo.
Destacó la necesidad de establecer mecanismos de control en la comercialización, para evitar distorsiones y especulación perversa en los precios al consumidor final. De otra forma, de nada servirá el incremento de los recursos al campo, si esos subsidios van a parar a las ganancias de unas cuantas empresas, subrayó.