Es necesario elaborar modelos videográficos para recrear un mural y ponerlo de manera virtual a disposición de las nuevas generaciones y que éstas puedan conocer una realidad histórica ya desaparecida o que se encuentra dañada.
Es el caso de un centenar de obras de gran formato afectadas o destruidas y por ello la doctora Mercedes Sierra Kehoe, profesora de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), e integrante del cuerpo tutoral para el posgrado en la Antigua Academia de San Carlos, se ha dado a la tarea de tomar cartas en el asunto.
Hasta ahora, la investigadora lleva tres propuestas realizadas sobre igual número de murales con este novedoso formato visual: Polyforum 40 Años Después, sobre la obra de David Alfaro Siqueiros del mismo nombre, la cual fue realizada entre 1966 y 1971 con una extensión en pintura aproximada a los 2 mil 400 metros cuadrados, que lo hacen el mural más grande del mundo, y en el que el artista plasmó su obra cumbre, considerada símbolo del muralismo social mexicano, “La marcha de la humanidad”.
Las otras dos propuestas son: Cuando la Tierra Tembló, que se exhibió este jueves en la sala Julio Bracho, del Centro Cultural Universitario de la UNAM, la cual aborda el fresco “Sueños de una tarde dominical en la alameda central” (1946-1947) de Diego Rivera, y En Busca de los Trazos Perdidos, el cual retoma el mural “La lucha sindical” (1936-1937) de Pablo O´Higgins.
“El modelo videográfico que propongo es un proceso de investigación muy largo, sustentado en una metodología histórica y una posterior catalogación del proyecto, el cual se complementa con material gráfico de la obra. Este proceso hace que se entrelacen el edificio y la pintura para recrear una realidad virtual”, explicó Sierra Kehoe.
“El Polyformun –continuó- fue el proyecto más complicado de los tres. Fue necesario utilizar una grúa de gran metraje y con la cámara hacer un barrido de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda hasta completar toda la superficie del mural. Se hicieron seis cortes de acuerdo con la narrativa natural de la obra y se grabó de manera que la lente fuera pegada al muro para ir revisando todos aquellos volúmenes emergentes que tiene y que normalmente no se pueden apreciar desde abajo; y con los 'viajes aéreos' que se realizaron se tuvieron tomas que hicieron que las figuras parecieran adquirir volumen y movimiento”.
La especialista sostuvo que “levantar” la imagen resultó toda una experiencia, pues fue impresionante ver, por un lado, la desgarradora composición de Siqueiros y, por otro, el proceso de destrucción de la obra, porque las pinturas utilizadas por el artista no fueron los mejores, y luego de más de cuatro décadas desde su creación se observa un deterioro por las condiciones climáticas en el exterior, así como en el interior, donde se ve el daño de los bastidores que soportan la obra en cuestión.
Después de obtener los registros históricos de la obra y la imagen se va armando el documental, el cual se complementa –de ser posible- con la participación de los actores que acompañaron o convivieron con el muralista, ya que sus recuerdos y datos se convierten en “historia viva” y, por consecuencia, en un testimonio invaluable, apuntó la profesora del posgrado en Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
Este trabajo es resultado de la colaboración entre la FES Cuautitlán, TV UNAM y la División de Posgrado en Artes y Diseño Visuales, el cual se exhibe en televisión abierta y TV Iberoamericana, y es utilizado además como material de consulta para investigadores nacionales e internacionales.
Mercedes Sierra mencionó que su interés por el muralismo mexicano está enfocado en retomar la visión posrevolucionaria de los grandes muralistas mexicanos, así como investigar los nuevos procesos discursivos que van de la mano con el momento histórico de nuestro país, como ejemplo destaca la obra de Rafael Cauduro.
“Cauduro realizó el mural “La historia de la justicia en México” (2009-2010) en el interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde ofrece un discurso utilizando nuevas técnicas de representación y lo hace contando una historia en la que muestra los fallos en la impartición de justicia en México: el proceso caótico al que se ve sometido un individuo cuando se enfrenta al aparato judicial. Ese mural es un acierto y ejemplo por tres circunstancias: lo es plásticamente por el uso del espacio; técnicamente por la aplicación de las nuevas tecnologías y los procesos que él propone; y por el cumplimiento cabal de la narrativa en la pintura mural”.
Recordó que la misión del muralismo es ofrecer una narrativa, ya que es una expresión artística mediante la cual se cuenta un proceso político, social, histórico. En su opinión es un acto de reflexión y de denuncia para decir algo en un momento específico, que además debe cumplir con el ejercicio y ejecución de una técnica de representación y, en todo caso, con una función social por el espacio en donde están insertados, por lo general en edificios públicos.
“En la actualidad hay tres grandes universos donde se continúa la tradición, el ejemplo de Cauduro en la SCJN es uno; Guillermo Ceniceros lo hace en la Cámara de Senadores; y en una capilla de Los Altos de Chiapas está una obra de Gustavo Chávez Pavón. Leopoldo Castellanos tiene un mural en el reclusorio de mujeres, y existen además jóvenes artistas que utilizan nuevas técnicas de ejecución, incluso algunos lo hacen con software”.
Lo importante, sostuvo Mercedes Sierra, es que a poco de cumplirse 100 años del surgimiento de la primera generación de exponentes de muralismo, éste sigue existiendo gracias a un grupo de artistas consolidados y nuevos creadores que producen con diversas finalidades, no con los ejes que marcó José Vasconcelos en la primera mitad del siglo veinte.
Añadió que la restauración y la recuperación de las obras son también actividades sustantivas para preservar las historias que el muralismo ha hecho monumentales, y señaló que la creación de materiales videográficos es una buena alternativa documental para conservar esta expresión plástica que marcó la historia social y cultural del México posrevolucionario y nos proyectó internacionalmente.