La Campaña Nacional Sin Maíz no Hay País, somos y la conformamos muchas y muchos mexicanos convencidos de que la agricultura campesina es capaz de alimentarnos de manera sana y suficiente a todos y que además es un modelo de vida alternativo capaz de preservar nuestras raíces, nuestra cultura así como nuestros territorios, lo que también implica la salvaguarda de nuestra integridad física y moral.
En la Campaña, como en la milpa, estamos presentes una diversidad de actores que van desde productores rurales, integrantes de la sociedad civil organizada, representantes de movimientos sociales, científicos, académicos, periodistas, miembros de organizaciones urbanas populares, actores, artistas plásticos, músicos y literatos, entre otros muchos protagonistas, que pensamos que trabajando en conjunto con el fin de proteger nuestro maíz y la riqueza biocultural presente en México, es defender nuestro país. También somos una bisagra de enlace con otras redes, en diversos ámbitos y con diversas visiones.
Como Campaña hemos denunciado desde hace años el Agrocidio perpetrado por los gobiernos neoliberales, desde Salinas a la fecha. La política de estos últimos 25 años nos ha llevado al escenario de muerte que se vive en nuestro país. El campo mexicano se ha convertido en una fosa común y los pueblos enteros tienen que huir ante una política que busca desplomar los territorios para arrasar con los recursos naturales que los campesinos e indígenas han preservado por siglos. La violencia multidimensional que padecemos en el día a día, todas y todos los mexicanos debe desgranarse, analizarse en cada una de sus fases para poderla atacar y no pensar que es obra de unos cuantos.
HOY SUFRIMOS LA:
• Violencia contra los territorios de los pueblos.- esta violencia en la actualidad se da sobre la propiedad social de la tierra, o sea zonas ejidales e incluso bienes comunales, ya que con las reformas estructurales se ha dado proridad a la explotación de hidrocarburos frente a la producción de alimentos. Desde la contrarreforma Salinista se incorporó al mercado libre de tierras para establecer agronegocios privados, empresas industriales, crear fraccionamientos, tiendas departamentales, etc.
• Violencia contra el campo mexicano.- la decisión de acabar con la agricultura campesina para beneficiar a las empresas de agro negocios que explotan a jornaleros y jornaleras como los compañeros de San Quintín y que ha provocado el éxodo de millones de campesinos hacia Estados Unidos. Además del uso masivo de químicos, herbicidas y la amenaza de contaminar al maíz mexicano con transgénicos, que perjudican la salud de toda la población.
• Violencia a los recursos vitales.- Otra violencia es la explotación y despojo para ser privatizados de todos los recursos naturales que el campo nos provee desde el agua, los bosques, los minerales, las semillas. La apropiación de los recursos de los cuales depende la reproducción de la vida atenta contra los derechos humanos.
• Violencia contra la vida.- el Estado gobierno mexicano ha ejercido una política de genocidio en el campo mexicanos que no podemos soslayar, una política que ha llevado a la muerte y a la desaparición de más de 150 mil personas en los últimos 10 años.
Por ello, hoy que nos siguen faltando 43 jóvenes desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa, que se han asesinado a niños en Ostula, Michoacán; que nos faltan los 53 niños de la guarderia ABC, insistimos que es la política del Estado mexicano la que nos ha llevado a esta situación de inmenso dolor y desesperación en la que estamos sumidos. No podemos creer en las falsas explicaciones de asesinos solitarios, tampoco en un Estado mexicano fallido. No, el poder económico y político de este país nos ha llevado a esta situación que parece no tiene remedio. Gobiernos de cualquier partido que privilegian a los intereses de un puñado, ante millones que padecen la pobreza, la desigualdad y el despojo.
Sin embargo, por otro lado, observamos múltiples iniciativas movilizadoras que nacen y crecen desde las comunidades rurales, las colonias urbano-populares, los mercados públicos, las calles así como desde las organizaciones de la sociedad civil. Las que, al desarrollarse, dan como fruto propuestas para provocar nuevas acciones ciudadanas, incluyentes y plurales.
Como Campaña tenemos propuestas y un soporte conceptual, pero sabemos que no tenemos toda la verdad y que necesitamos enriquecernos de todas y todos los que se encuentran en los pueblos, en las ciudades, en las universidades, en la sociedad civil y en otros muchos espacios. Aunque tenemos puntos de vista diversos, convocamos a entablar un diálogo constructivo, solidario e incluyente, con el fin de encontrar puntos en común y para construir una alternativa desde abajo que logre el tejido social necesario para rehacer a nuestro país.
La lucha por mantener la agricultura indígena y campesina, no es nostalgia del pasado, ni propuesta ideologizada, como algunos dicen; sino que, es más bien, resultado de la convicción de que sólo con la participación y la justicia para los indígenas y campesinos podrá este país salir de la profunda crisis en que se encuentra. Desde lo más profundo de México está emergiendo una propuesta civilizatoria que surge frente a un modelo en agonía. Todas y todos juntos, habremos de apoyarnos para salvar la vida de nuestro país y del planeta.
Este 29 de septiembre, Día Nacional del Maíz, decimos sí a los alimentos campesinos, defendamos la soberanía alimentaria, no queremos semillas transgénicas en México, queremos con vida a los 43.