Con propuestas dirigidas a reactivar la participación de la membresía, fortalecer a las secciones regionales, ampliar los programas ya existentes y crear nuevas iniciativas, así como incrementar las capacidades financieras y humanas de la asociación, el geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi dio a conocer parte de su plan de trabajo como candidato a la vicepresidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
En entrevista, el investigador, quien junto con la fisióloga Marcia Hiriart Urdanivia, son los dos aspirantes a ocupar el cargo de vicepresidente de la AMC -proceso de elección que se lleva a cabo del 5 al 19 de noviembre-, describió algunas de las acciones que emprendería en caso de resultar electo.
Urrutia Fucugauchi planteó como uno de sus principales objetivos lograr una mayor participación de los miembros en las diferentes actividades de la Academia, y que además puedan sugerir nuevos proyectos para avanzar en los distintos temas prioritarios para el país.
“Es un responsabilidad como miembro tener una participación y si ésta es más activa podremos lograr avances y tener realmente una Academia que sea parte del liderazgo en la actividad académica, científica, tecnológica y humanística en México”, apuntó el investigador quien ha sido integrante de la Comisión de Membresía y tesorero de la AMC.
Recordó que entre los miembros hay casi un centenar de correspondientes que aceptaron con gusto formar parte de esta agrupación por la distinción que ello conlleva, pero también por el deseo de seguir colaborando en el desarrollo de la actividad académica en México.
“Los podríamos aprovechar más y mejor a través de un programa que organice, por ejemplo, seminarios en los estados, con ello se le daría mayor visibilidad a la Academia y a sus diferentes grupos. Sé de algunos miembros correspondientes que han mostrado su interés en recibir a estudiantes mexicanos y este podría ser motivo de otro programa.
Lo que es cierto, es que debemos sacarle más beneficios a este acercamiento que ya tenemos con ellos y tratar de ampliarlo a otras academias e instituciones. Necesitamos, definitivamente, una membresía más proactiva”.
Con esta misma intención de activar la participación de los investigadores que forman parte de la Academia, Urrutia Fucugauchi expuso que en varios estados hay comunidades que han estado creciendo en los últimos años como en Morelos, Puebla, Yucatán y Baja California, donde cuentan con una buena infraestructura , “pero hay otros como Chihuahua y Guerrero donde el número de miembros es muy pequeño y para poder ampliarlo la AMC puede propiciar y facilitar el trabajo de los investigadores en entidades donde la infraestructura es todavía reducida”.
Es en este escenario donde las secciones regionales, indicó, podrían trabajar para lograr un acercamiento real y así apoyar el desarrollo de los grupos de investigación, consolidarlos a través de becas para jóvenes investigadores, talleres, seminarios; es decir, promover una actividad académica que estimule aún más el crecimiento científico de la comunidad.
Y en este propósito de impulsar nuevas iniciativas, Jaime Urrutia dijo que se “requiere de incrementar las capacidades financieras y humanas en la Academia, lo que permitiría tener continuidad en todos sus programas e incorporar nuevos para poder ayudar más a las secciones regionales; y para que éstas puedan desarrollar nuevos proyectos necesitan de recursos y de personal, incluso requieren sus propias sedes físicas.
Si en la Academia podemos construir una infraestructura más amplia vamos a tener una actividad mucho más fuerte. Debemos tener una Academia nacional con una participación sólida en los estados, que contribuya al desarrollo de los polos y colabore hacia una descentralización efectiva en el país”.
Otro de los temas de interés para Urrutia, adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM, es el relativo a los distintos programas que realiza la organización en su labor de divulgación, pero que desde su perspectiva requieren, después de varios años de venir funcionando, de una revisión con “la intención de ampliarlos, consolidarlos y darles una mayor capacidad de operación; dotándolos de recursos económicos y humanos para que continúen sus operaciones con los resultados que hasta ahora han dado”, y crear también “nuevas iniciativas, como ofrecer programas de apoyo a estudiantes jóvenes, posdoctorados, para que realicen estancias en otros países o atraer académicos y así fortalecer a nuestra comunidad y tener proyectos con otras academias e instituciones”.
Sobre este punto, Urrutia Fucugauchi propuso elaborar un plan a largo plazo que contemple objetivos más ambiciosos y tratar de que las diferentes mesas directivas puedan avanzar en la construcción de estos programas.
“La Academia tiene proyectos que funcionan muy bien, hay una organización y participación de los miembros muy fuerte, estos programas incluso, cuentan con la colaboración de académicos que no son miembros, lo cual es un componente muy importante que hay que mantener”.
El investigador destacó también que una de las características primordiales de la AMC es su naturaleza multidisciplinaria, la cual necesita hacerla más efectiva y una manera de hacerlo es organizando por ejemplo, simposios multidisciplinarios como el que se llevó a cabo en enero del 2012 “Ciencia y Humanismo”, o formar comités multidisciplinarios, como podría ser uno dedicado a estudiar riesgos naturales.
Asimismo, expresó su apoyo para que la Academia siga impulsando iniciativas en conjunto con otras instituciones para concretar importantes esfuerzos como Hacia una Agenda Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación, las mesas de análisis y discusión de Hacia dónde va la ciencia y la Agenda Ciudadana.
“Estos tres ejercicios –sostuvo- han sido muy buenos y demuestran lo que se puede hacer, esta es la forma en que debemos trabajar, de manera muy estrecha con el resto de las instancias”.
Todos estos planes propuso Urrutia Fucugauchi llevarlos a cabo por etapas, sobre todo para contar con los fondos que aseguren su continuidad, por ello planteó la posibilidad de negociar con el Conacyt los recursos de manera multianual para que se pueda operar más efectivamente.
“La mayor parte del apoyo financiero que recibe la Academia proviene del Conacyt, es importante y refleja la proyección y prestigio que tiene nuestra asociación y la forma en que opera sus programas, pero tenemos dificultades prácticas al negociar el apoyo presupuestal cada año y debemos hacerlo por al menos uno o dos años hacia adelante”.
Para ayudar en ese sentido, formuló en su plan de trabajo crear un patrimonio interno de la Academia a partir de un fideicomiso, el cual permita realizar planes y acuerdos que requieran contar con apoyos sin estar limitados por esa falta de capacidad.
Para el geofísico, un aspecto importante es que el próximo Consejo Directivo tendrá tres años de gestión, tiempo que representa un reto para quien lo tome, pero que permite tener mayor capacidad para impulsar los proyectos. “Hay que trabajar bajo un plan estratégico a largo plazo y flexible para que las diferentes mesas directivas puedan ir construyendo y modificando de acuerdo con las necesidades y objetivos de la Academia”, concluyó.