La senadora María Elena Barrera Tapia presentó a la Comisión Permanente un exhorto para que las entidades públicas de los tres niveles de gobierno se abstengan de usar el término “nini” para referirse a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, por considerarlo despectivo y no valorar otras actividades realizadas por los jóvenes.
El punto de acuerdo turnado a la Primera Comisión, también conmina al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, a promover entre la sociedad una campaña encaminada a erradicar el uso de lenguaje discriminatorio hacia la juventud del país, como un mecanismo para garantizar la dignidad humana y el reconocimiento de los derechos humanos de este sector de la población.
La legisladora expuso que el acrónimo fue acuñado para caracterizar al segmento joven de una sociedad que ni estudia ni trabaja, el cual, ha circulado con gran éxito en los medios de comunicación y en la opinión pública tanto de México como de otros países.
Sin embargo, agregó, no ha sido discutido como otros conceptos estadísticos, de forma multilateral por personas expertas en la materia y no ha figurado como tema de ninguna conferencia convocada por la Organización Internacional del Trabajo para definir qué es, así como tampoco ha sido validado en otros foros como los llevados a cabo por la Organización de las Naciones Unidas.
Destacó que el término “nini” parece sugerir que, más allá del mercado laboral y del proceso de preparación educativa para insertarse en éste, no existe para los jóvenes otro ámbito de actividad que valiera la pena ser considerado.
Con ello, se descarta la posibilidad de que al menos en ciertos casos no participar en la esfera de la economía de mercado, en realidad fuese una decisión individual o tomada en el seno de los hogares, donde se requiere de alguien que realice labores domésticas que, no obstante su importancia, por lo general son no remuneradas.
La senadora Barrera Tapia resaltó que según la OCDE, en su informe “Panorama de la Educación 2013” de la OCDE, en México el 24.7 por ciento de las y los jóvenes de 15 a 29 años durante 2011, declararon que ni estudiaban ni trabajaban, lo que representa alrededor de siete millones con escasas perspectivas para desarrollarse plenamente y alcanzar un nivel de vida digno.
Esta cifra, argumentó, ha generado que este sector de la población sea estigmatizado y que la sociedad crea que si los jóvenes ni estudian ni trabajan, lo hacen por voluntad propia y no por fallas estructurales en cuanto se refiere a las políticas públicas dirigidas a la juventud.
En la sociedad mexicana hay un cierto grado de discriminación hacia las y los jóvenes que por una u otra circunstancia no asisten a la escuela y no tienen un trabajo, al considerar incluso, que son más propensos a engrosar las filas de las organizaciones delictivas antes que matricularse en la escuela o conseguir un empleo.
La legisladora subrayó que señalar o estigmatizar a una persona o grupo de personas con algún adjetivo, permite establecer características que desagregan o discriminan, así como incitar al odio, la violencia o la generación de desigualdades, en este caso, por su condición escolar o laboral.
Por todas estas circunstancias, advirtió, es necesario que las entidades de los niveles de gobierno, instituciones académicas y población en general, realicen un esfuerzo con el propósito de no ofender con el uso de esta palabra a las y los jóvenes que ni estudian ni trabajan.