Guillermo Pimentel Balderas
Héctor Carlos Salazar Arriaga, presidente de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM), pidió al presidente Enrique Peña Nieto una “Revolución Productiva”, la cual debe partir aceptando que el modelo neoliberal no es el indicado para seguir atendiendo el mercado agropecuario y al sector rural.
Entrevistado en sus oficinas de la colonia Santa María La Ribera –en la ciudad de México-, el líder nacional de los maiceros expuso que el campo requiere un nuevo andamiaje jurídico, novedosas políticas públicas, programas con planeación de largo plazo, instituciones renovadas desburocratizadas, ágiles, modernas y capaces de responder a los retos que afrontan los productores, entre ellos problemas ancestrales.
El dirigente de la CNPAMM, recalcó que ante la “voracidad” de los intermediarios o “coyotes” y empresarios voraces, urge revisar las normas de calidad y certificadores, pues los bajos precios del maíz desalienta a los campesinos quienes están dispuestos a cambiar 150 mil hectáreas de maíz blanco al amarillo en este año con la meta de reconvertir un millón de hectáreas en regiones de riego y buen temporal en un plazo al año 2020, y con ello contribuir a abatir las onerosas importaciones del grano amarillo.
Al dar a conocer la posición de la CNPAMM –con presencia en 28 estados de la república mexicana- ante la Reforma para el Campo, Salazar Arriaga expuso que “el Sector Agropecuario y la Sociedad Rural en el proceso de cambio, exigen las bases legales, de política pública y voluntad del Estado Mexicano de considerarlos, como sector primario, prioritarios en el futuro de la nación”.
Para ello, recalcó que las transformaciones que se requieren en el campo mexicano deben contener metas de largo plazo y de cambios trascedentes que en principio consideren el respeto, el cuidado y el uso responsable e inteligente de los recursos básicos en que se desarrollan sus actividades, que es el agua dulce, el suelo y el medio ambiente.
El productor e ingeniero agrónomo, subrayó que es indudable que el mayor reto futuro es el bienestar de la población rural, el abasto de alimentos, materias primas y el cuidado de los recursos naturales, y que es por ello que el aumento en la productividad y rentabilidad del sector agropecuario y de la sociedad rural, debe darse bajo un enfoque real de sustentabilidad y dejar de lado el discurso hipócrita de los neoliberales que han dejado solo el enfoque de la “libre competencia” como factor de conducción de la economía.
“Debe el Estado Mexicano reconocer que para lograr la combinación imprescindible de equidad, competitividad, rentabilidad y sustentabilidad, se requiere de más Estado y menos mercado en el diseño de las reformas que serán el futuro del país en temas de alimentación, de recursos naturales y equidad.
La reforma para el campo, debe con urgencia sentar las bases para crear condiciones en el intercambio comercial justo, poner las reglas para detener el abuso de los que nos compran nuestras cosechas, los intermediarios y empresas sin escrúpulos que unilateralmente pesan, miden y determinan el precio de lo que vendemos, donde casi siempre perdemos o en términos más elegantes les transferimos nuestras ganancia; este es un intercambio desigual donde siempre somos los perdedores, y lo más lamentable es que con estas prácticas tan generalizadas se agudiza la pobreza, se marca aún más la desigualdad y hace menos atractiva nuestra actividad lo que contribuye a la emigración y el abandono del campo”, afirmó.
El dirigente agrario puntualizó que por todo ello, la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México –que se honra en presidir-, conjuntamente con el movimiento nacional de Productores del Minifundio –con 17 mil campesinos e indígenas afiliados, bajo la orientación del líder histórico y vigente del agro nacional, Heladio Ramírez López-, “partimos de estos grandes problemas del sector en los preparativos de nuestra Asamblea Nacional para hacer nuestra propuesta para la Reforma del Campo mexicano”.
Agregó: “Hoy consideramos que muchos actores relevantes del sector agropecuario están excluidos de las mesas recién instaladas, esto lo entendemos porque hay un trato “politiquero” de la Reforma donde hay una lista de excluidos que no abona en nada al espíritu de apertura, inclusión y de compromisos del Presidente Enrique Peña Nieto; si continua este proceso de exclusión, tenderemos una Reforma para el Campo impuesta por los de siempre, que dejará en letra muerta la democratización de la competitividad y un gobierno cercano a la gente, los operadores les estarán fallando a neutro Presidente Enrique Peña Nieto, al tiempo la razón. Mientras estemos excluidos de las mesas de la reforma seguiremos haciendo pública nuestra propuesta y oficialmente, enviaremos directamente las mismas los Secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Agricultura (SAGARPA), Enrique Martínez y Martínez; y por supuesto a la Presidencia de la República”.
El también presidente de la Confederación Nacional de Productores de Maíz, AC (CNPMAC), destacó que es en el campo Mexicano donde los riesgos de la actividad agropecuaria hacen más venerable la economía y el mercado, pues en la actividad económica, enfrentan no sólo los riesgos de los fenómenos meteorológicos, plagas, enfermedades e inseguridad, sino además que la mayoría producen productos básicos (maíz, trigo, sorgo, algodón, cárnicos y aves), que en su mayoría son considerados “commodities” que en la globalización y apertura comercial sus precios se determinan en las bolsas de granos y de futuros.
Bajo el criterio del más competitivo –prosiguió-, regularmente es el productor de los países desarrollados o con mejor tecnología los que los ha puesto desde la apertura en desventaja con sus competidores, por tres razones; el retraso tecnológico, el fracaso de las políticas públicas hasta hoy implementadas y el privilegio que hoy tiene el sector importador, que bajo el criterio “de que es más barato importar”, que ha dejado de lado la oportunidad social de desarrollar la economía agrícola nacional y el mercado interno, que como es sabido, si se desarrollara, tendría un efecto multiplicador de gran alcance en el combate a la pobreza, la distribución del ingreso, la generación de empleos y en atraer la inversión privada, aseguró.