La trata de personas en México se ha convertido en un delito “invisible” en las comunidades indígenas, en virtud de que su práctica se confunde con los usos y costumbres que prevalecen en casi 120 poblaciones a nivel nacional, que aglutinan a ocho millones de mexicanos.
Así se denunció en el Colectivo contra la Trata de Personas y en un taller de capacitación realizado en el seno de la Comisión Especial para la Lucha contra la Trata de Personas de la cámara de Diputados.
La presidenta de dicha comisión Leticia López Landero, alertó que niños de ocho años, integrantes de estas comunidades, sueñan con ser tratantes debido a que se han convertido en el prototipo de quien tiene dinero, mujeres y poder, por lo que urgió a que esta problemática social y cultural se enfrente con políticas públicas.
Esta tendencia se ha registrado en regiones como Tenancingo, Tlaxcala; es un caso documentado, identificado como el corredor Tlaxcala-Puebla, pero que se multiplica en todo el país, y que son focos bien identificados de trata de personas.
“Pobreza, marginación, desempleo y falta de oportunidades son aprovechados por el crimen organizado para enganchar a niñas, niños, adolescentes y mujeres, a lo cual se suma el que las propias autoridades estatales, desde gobernadores y presidentes municipales, no aceptan que hay lugares de sus entidades que se dedican expresamente a la trata”, comentó la legisladora federal López Landero.
La diputada indicó que la falta de aceptación gubernamental de la presencia del delito de trata hace más difícil combatirlo, ya que se confunde y se funde con prácticas tradicionales y acostumbradas en las comunidades indígenas y rurales.
“Las mismas autoridades no aceptan este problema, al contrario, lo niegan, lo guardan, y no hacen nada por solucionarlo. Este tema no ve colores, es un tema de fondo que requiere atenderse mediante políticas públicas integrales”, afirmó la presidenta de la Comisión Especial de Trata de Personas.
Insistió en la urgencia de enfrentar este fenómeno social, porque se disfraza con los usos y costumbres de las comunidades indígenas y de las poblaciones rurales. “No sólo se registra en Tlaxcala, sino en todos los estados del país, porque este delito ha adquirido matices sutiles, casi invisibles, que en ocasiones complican que en el proceso jurídico sea identificado como trata de personas, y con ello se tipifique como tal.
Otro factor que contribuye a fortalecer la invisibilidad del delito de trata de personas en las comunidades indígenas, es el vacío jurídico que prevalece, aun en la reciente Ley General, aprobada el año anterior, señaló Mónica Salazar, representante del Colectivo contra la Trata de Personas México, que aglutina a 15 organizaciones sociales.
Explicó que el marco jurídico vigente no incluye a la población indígena en cuanto a tipificar el delito de trata, debido a que éste se funde con los usos y costumbres que prevalecen en las comunidades, y hace aparecer este flagelo como algo normal y común en la vida social de estos grupos.