Un grupo de investigadores mexicanos creó un topógrafo corneal que permitirá diagnosticar problemas comunes de visión en los bebés, un grupo difícil de diagnosticar debido a la naturaleza de su propia córnea, a su corta edad y a las condiciones en que se realiza un examen convencional de la vista.
El instrumento, cuyas características principales son su portabilidad y calibración automática, a diferencia de los que hoy en día se encuentran en el mercado que requieren de una calibración constante, podría adaptarse para atender a diferentes sectores de la población realizando diseños específicos.
El mismo equipo de científicos, que lidera Rufino Díaz Uribe, jefe del Departamento de Óptica y Microondas del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), analiza la forma de crear una empresa para comercializar esta tecnología.
El investigador explicó que el topógrafo corneal está diseñado para atender a neonatos, debido a que en niños tan pequeños “no se les puede pedir que miren a la izquierda o a la derecha”.
Con el apoyo de la UNAM, esperan poder comercializar los topógrafos corneales “porque no hay empresas mexicanas que se dediquen a ello”. Y para caminar en esa dirección participaron en un curso promocionado por el Conacyt llamado I-Corps, en el que les pidieron hacer entrevistas con el sector al que llegaría el producto para ver si tiene un nicho dentro del mercado.
“Hicimos 86 entrevistas a oftalmólogos, optometristas, profesionales y empíricos en el Distrito Federal, Toluca, Morelia, La Paz, Mérida, Tuxtla Gutiérrez y llegamos a la conclusión de que era viable el proyecto”, dijo Díaz Uribe. Ante estos resultados, el equipo universitario se encuentra en la búsqueda de financiamiento como una start up.
La historia detrás de la tecnología
El proyecto empezó cuando el científico, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dirigió la tesis de doctorado de uno de sus estudiantes, quien se propuso crear un topógrafo corneal portátil para lactantes e infantes, un proyecto que no solo llegó a su término, sino además se encuentra en proceso de patente ante el IMPI desde 2011.
La solicitud fue realizada por Díaz Uribe y Amilcar Estrada Molina con el nombre “Dispositivo o aparato portátil que permite realizar estudios de topografía corneal en lactantes e infantes”. Más tarde se integró al grupo Héctor López Aguado, quien fuera coordinador del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la UNAM, así como Citlali Díaz, diseñadora, y alumnos del CCADET.
Así, Rufino Díaz y su equipo de investigación desarrollaron el topógrafo corneal más eficiente para medir la superficie interna y externa de la córnea que “en esencia consiste en tomar fotografías de la imagen que se refleja en la córnea con una cámara fotográfica digital conectada a una computadora”, explicó.
La principal aportación de los investigadores a este instrumento fue el diseño de una pantalla nula, que según explicó el investigador Díaz Uribe, se trata de un cilindro con una serie de puntos luminosos o, a la inversa, un fondo brillante y puntos opacos que al reflejarse en la superficie corneal lo que se debería ver son puntos en un arreglo cuadriculado o radial, pero cuando la superficie de la córnea tiene deformaciones, los puntos se mueven, un desplazamiento de punto que los especialistas deducen como la forma real de la superficie.
La córnea es la parte externa del ojo con una curvatura de forma convexa que llega a medir 11 milímetros de largo y 12 de ancho. Esta membrana transparente es el primer filtro que recibe la luz exterior, permite la refracción y transmisión de esta, también es responsable de las dos terceras partes del poder de enfoque del ojo.
Por su importante función para la visión, existe la topografía corneal, un campo que desarrolla métodos para saber cómo es su superficie, dicha información ayuda a los médicos a hacer diagnósticos para realizar cirugías refractivas o adaptación de lentes de contacto rígidos.
Por lo tanto, la pantalla nula se diseñó bajo la premisa de que cuando la superficie corneal es una esfera con el radio de curvatura medio de la población, la imagen reflejada que se debería observar es un arreglo ordenado de manchas circulares de igual tamaño.
Si existen variaciones, los oftalmólogos podrían interpretar cómo se movieron los puntos para diagnosticar enfermedades como queratocono, que afecta la estructura de la córnea y repercute en problemas de visión como la miopía. Otra utilidad es que serviría para adaptar lentes de contacto rígidas, ya que éstas por su forma pueden llegar a lastimar los contornos o la parte central de la córnea y causar incomodidad en los usuarios.
El especialista añadió que para realizar una evaluación precisa con la pantalla nula crearon un método para estimar los vectores normales a la superficie real, “también desarrollamos un conjunto de ecuaciones para determinar las curvaturas meridionales y sagitales a partir de esos vectores y dedujimos la Ecuación de la Forma de la Superficie, que permite obtener la elevación de la córnea para cada punto de medición y muestra mapas corneales de curvatura, potencia, elevación y de ejes principales de la superficie corneal medida".
Rufino Díaz participó con la conferencia “Algunos usos de la luz en oftalmología”, que dictó en el auditorio “Raoul Fournier Villada” en la Facultad de Medicina de la UNAM el pasado 24 de septiembre, como parte del simposio Luz: Una Luz en la Medicina, evento que se sumó a las actividades por el Año Internacional de la Luz y las tecnologías basadas en la luz, cuyo objetivo es evidenciar cómo las tecnologías basadas en la luz han aportado soluciones a la salud, energía, agricultura y educación.