Pedro Hernández Ramírez, estudiante de la UNAM y becario del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC), se tituló como biólogo en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, al presentar un trabajo que investiga la actividad antioxidante de la Asclepias Curassavica L., un tipo de planta que se puede encontrar en lugares tropicales, y que podría prevenir el cáncer.
Esta herbácea se caracteriza por tener más de 50 nombres comunes, entre los que se encuentran: cancerillo, revienta muelas, mata gente, burladora, cresta de gallo, y es utilizada en la medicina tradicional por sus propiedades antiinflamatorias, anestésicas y antitumorales.
El objetivo de su investigación fue analizar fitoquimícamente un extracto hidroalcohólico de esta planta, para evaluar su actividad antioxidante en un modelo de cáncer.
Numerosos estudios corroboran la reducción del riesgo de padecer alguna enfermedad neoplásica con la ingesta de antioxidantes; por otro lado, las indagaciones recientes sobre el efecto de éstos, una vez diagnosticado el cáncer y después del tratamiento oncológico, indican que son poco relevantes. Sin embargo, algunos compuestos extraídos de las plantas han generado esperanzas para un futuro enfoque de terapia antioxidante, señaló el becario del PUMC.
El problema de los tratamientos contra el cáncer es que son poco selectivos, es decir, afectan a otras células. Por ello, es importante conocer cómo actúan los fitofármacos que pueden remediar algún proceso de estrés oxidativo. El joven biólogo ejemplificó el caso de una mujer con erupciones en uno de sus senos, que al aplicar el látex extraído de las plantas presentó una reacción positiva y la inflamación cesó.
Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es una de las principales causas de muerte, con unas 7.6 millones de defunciones anuales en el planeta. De ellas, alrededor del 30 por ciento se debe a factores de riesgo conductuales y dietéticos como índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, así como consumo de alcohol y tabaco.
Ahora, el siguiente paso de la investigación consistirá en hacer las pruebas pertinentes en modelos humanos, porque la respuesta a muchas enfermedades se encuentra en la medicina tradicional.
El interés de Pedro Hernández por las plantas ha existido siempre. Es de origen indígena y de familia conocedora de las propiedades de aquellas, aunque ese conocimiento no tiene validez científica.
Tiene 23 años de edad y es originario de la comunidad Adolfo Ruíz Cortines, en el municipio de Papantla, Veracruz. Emigró a la Ciudad de México con el objetivo de continuar sus estudios y se interesó en la biología para aplicarla en bien de su comunidad.
Además de la investigación que le permitió obtener el título, tiene varios proyectos para promover la medicina tradicional y recuperar el uso de alimentos de origen natural.
“Ya tengo las bases científicas, porque es uno de los principales problemas que enfrentamos para validar la utilización de las plantas. La idea es enseñar a la gente a evaluar las moléculas que constituyen un té o lo que hacen los extractos, y promover su empleo, que se ha perdido por la comercialización de fármacos y alimentos procesados, que lleva a muchas patologías”, concluyó.