La velocidad con la que se acumula la información sobre el genoma humano (la totalidad de su información genética), así como la profundidad y el detalle con la que se obtienen datos útiles en el ámbito de la salud, son ahora más grandes que nunca; lo cual hace prioritario enfocar los futuros proyectos de investigación de este campo hechos en México, dijo el doctor Xabier Soberón, director del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) durante el simposio “Genómica y Salud: perspectiva tecnológica”.

El evento se realizó en abril en las instalaciones del INMEGEN y es una de las 60 mesas de análisis que organizan el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y el Consejo Consultivo de Ciencia con el fin de generar un análisis nacional sobre las principales tendencias y avances de la ciencia. Las conclusiones de cada mesa se verterán en documentos que se harán llegar a las autoridades competentes.

Los especialistas participantes dieron un panorama de los proyectos principales que se realizan tanto en sus laboratorios e instituciones, como en los centros mundiales.

“Hay un campo muy amplio en el diseño de medicina genómica para tratar enfermedades crónicas en México”, dijo el doctor Carlos Aguilar, integrante del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

México vive una epidemia de enfermedades crónicas; la más preocupante es la diabetes tipo II porque el 14.4% de la población la padece. Otras enfermedades son la cardiopatía isquémica y la obesidad, aunado a que tenemos una prevalencia del 60.5% de concentración del colesterol con HDL (lipoproteínas de alta densidad), razón por la que casi un 40% de los mexicanos presentan colesterol elevado en la sangre.

“El estudio de la constitución étnica de nuestra población abre una oportunidad para contribuir con nuevo conocimiento”, aseguró.

Por su parte, Jorge Meléndez, investigador  del INMEGEN y miembro de la AMC, dijo que México es el único país latinoamericano que pertenece al International Cancer Genome Consortium, un centro donde se comparten experiencias y se secuencia el ADN (ácido desoxirribonucleico) de los diferentes tipos de cáncer. En la institución donde labora, se ha secuenciado el material genético de los tumores de cabeza y cuello, el linfoma de células B, cáncer de mama, cervicouterino y de páncreas.

“Con todas estas iniciativas hemos obtenido conocimiento básico y conocimiento potencialmente aplicable. Encontramos nuevos mecanismos mutacionales del cáncer donde se tienen indicios de que, algunos tipos, podrían ser prevenibles. También encontramos decenas de genes nuevos responsables del cáncer o que no sabíamos que participaban”, afirmó.

Dada la relevancia de los hallazgos obtenidos hasta ahora y los que vendrán, es vital contar con sistemas tecnológicos que resguarden las muestras utilizadas en la gran diversidad de experimentos, de esta manera es posible repetir pruebas si es necesario, o hacer unas nuevas para ampliar la información, sostuvo el doctor Hugo Barrera, investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León y también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

La creación de biobancos (sitios de colección de muestras biológicas) debería estar en la legislación; es una medida que deberíamos de promover en todas las instituciones médicas del país para que éstas no sólo se dediquen a la asistencia a la salud sino que también hagan investigación, afirmó. En el almacenamiento de las muestras, se especificará todo lo que ocurra con ellas, incluyendo las reglas para su uso.

En su intervención, la doctora Lena Ruiz, investigadora de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, comentó que la genómica también favorecerá el desarrollo de nuevos fármacos, pues éste es un proceso que tarda en promedio veinte años y se le invierten grandes sumas de dinero desde las primeras fases de búsqueda hasta las últimas pruebas clínicas en humanos. El conocimiento genómico podría ayudar a disminuir tiempo de investigación y costos.

La investigadora lleva varias décadas desarrollando nuevos medicamentos hechos a base de metales que han mostrado su efectividad en el tratamiento de diferentes tipos de cáncer en modelos animales; en años recientes comenzó a colaborar con el INMEGEN para conocer, desde la genómica, cómo funcionan los compuestos anticancerígenos que desarrolla.

Se espera que la medicina molecular y personalizada prevenga la aparición o detecte tempranamente una enfermedad; estratifique a los pacientes en grupos que permitan el tratamiento de la enfermedad de manera óptima; se haga una evaluación temprana de las reacciones de los pacientes a los medicamentos; se mejore la selección de nuevos fármacos, se reduzca el tiempo, el costo y la tasa de fracasos clínicos, comentó Soberón, quien también es miembro de la AMC.

Las aplicaciones y servicios médicos de la genómica son prometedores, agregó: “En una o dos décadas tendremos una verdadera revolución de la medicina personalizada y de alto valor económico. Estados Unidos invirtió 3.6 mil millones de dólares (mmd) para descifrar el genoma humano y a la fecha ha tenido un retorno económico de 796 mmd entre negocios y aplicaciones. Esto se traduce en fuentes de empleo bien remuneradas”.

En cuanto a las consecuencias éticas, jurídicas y sociales del quehacer de la genómica humana y las tecnologías que usa, Soberón aseguró que los temas sí están en el radar de la institución que dirige y de otras, incluso hay conceptos relacionados que ya se incluyen en sus protocolos de investigación. “Esto no quiere decir que el tema esté resuelto”, reconoció.

“El tema es muchísimo más amplio y tiene implicaciones mucho más profundas que solamente el quehacer ético del investigador directamente, y en ese sentido es que tenemos que intensificar y ampliar los estudios; sin embargo, no es tan fácil encontrar el financiamiento para hacerlos y tampoco hay tanta gente especialista en el tema”, finalizó.