La menopausia se debe a un proceso natural en el que los ovarios disminuyen su actividad y en consecuencia producen menos hormonas sexuales.

En general, a partir de los 40 años la menstruación presenta irregularidades hasta llegar a la menopausia, que es cuando cesa totalmente y el ciclo de fertilidad llega a su fin.

La menopausia se inicia después de la última menstruación. Sin embargo, se acepta que debe pasar todo un año sin menstruaciones antes de que la mujer pueda estar segura de que sus ovarios ya no ovulan, de que ya no es fértil. Algunas mujeres sufren un cese abrupto de sus menstruaciones, aunque no es lo habitual. La mayoría pasan por un período de transición gradual que incluye la disminución paulatina del ciclo en la premenopausia, su cese en la menopausia y el ajuste final del organismo en la postmenopausia.

La menopausia es un estadio natural de la vida y no significa ninguna enfermedad. En el pasado no se le daba importancia a este proceso por considerarse irrelevante y transitorio.

En la actualidad se ha demostrado que los cambios hormonales del climaterio (etapa que va de los 40 a los 50 años, en la cual se incluye la menopausia), se relacionan directamente con alteraciones físicas, emocionales y sexuales, por lo que ahora se cuenta con las bases para mejorar tales molestias, lo cual a su vez procura un estado de bienestar general, una actividad normal y una mejor integración de la mujer tanto en el ámbito familiar como social.

Hay notables variaciones en relación con los síntomas que acompañan a este ciclo de la vida de unas mujeres a otras. No obstante, el 50% de las mujeres nota cambios físicos o mentales ligeros, un 25% no siente prácticamente nada y el restante 25% sufre graves síntomas.

A medida que los ovarios disminuyen la capacidad de producir estrógenos (hormonas sexuales femeninas) surge un desequilibrio hormonal que ocasiona numerosos síntomas (cuadro 1), que pueden perdurar por meses e incluso años. La mayoría de ellos pueden ser tratados médicamente, sin embargo, hay datos que muestran que sólo un tercio de las mujeres que sufren estos síntomas acude a la consulta de ginecología.

Para paliar las consecuencias físicas o psíquicas que conlleva la menopausia a muchas mujeres, desde la consulta ginecológica, se les prescribe un tratamiento hormonal con estrógenos (Terapia Hormonal Sustitutiva-THS), aunque este tratamiento no es válido para todas las mujeres...

Por otro lado, estudios epidemiológicos realizados en poblaciones asiáticas ofrecen como resultados que las dietas que incluyen de forma habitual alimentos ricos en fitoestrógenos -como es el caso de la soja y derivados (leche de soja, tofu o cuajada de soja, shoyu o salsa de soja…)-, pueden desempeñar un papel beneficioso.

En relación con los síntomas, se ha evidenciado que las mujeres orientales que se encontraban en esta etapa de la vida tenían una menor incidencia de sofocos, dolores articulares y musculares, irritabilidad, cambios de humor, aumento de peso, etc.

Además, los resultados obtenidos con estos estudios parecen indicar que las poblaciones con un aporte habitual de soja en su dieta disfrutan de un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y fracturas como consecuencia de la osteoporosis.

Los efectos positivos se deben a la presencia en la soja de unos compuestos con actividad estrogénica, es decir, con acción similar a los estrógenos de la mujer.

Esto se traduce en acciones positivas de tipo estrogénico sobre determinados órganos y tejidos como la pared vascular, el hueso, el tracto urogenital bajo (vagina) y el sistema nervioso. Esta acción estrogénica de los compuestos de la soja en el sistema nervioso sería la responsable de la significativa disminución de los sofocos.