La piel es el órgano más extenso y uno de los de mayor importancia del cuerpo humano, ya que mientras en otros aparatos y sistemas se pueden encontrar entre 100 y 150 enfermedades diferentes, en ella pasan de mil, señaló Luciano Domínguez Soto, profesor de la especialidad en dermatología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
No obstante, gran parte de la población no considera importante el cuidado de este órgano y lo menosprecia, lo cual puede traer complicaciones serias que si bien pueden no ocasionar la muerte, sí afectan la calidad de vida de las personas, indicó.
Para el también jefe de la División de Dermatología del Hospital General Dr. Manuel Gea González, “la piel se debe cuidar en cualquier época del año. Es un órgano frontera porque recibe estímulos tanto del medio externo como del interno (resto de aparatos y sistemas de nuestro organismo), por lo mismo es el más susceptible de padecer enfermedades”.
El problema es que un gran sector de la población general, incluso médicos, creen saber todo sobre la piel; de hecho, en la consulta diaria se ven pacientes que han sido maltratados por especialistas en padecimientos comunes como acné, mezquinos, verrugas o vitiligo.
El problema consiste en que las 15 o 20 enfermedades más comunes en la consulta diaria ocupan 85 o 90 por ciento en cualquier hospital, pero además, las otras 980, que conforman por consiguiente del 10 al 15 por ciento restante, se parecen a las más frecuentes y sólo las conoce el dermatólogo, por lo tanto se diagnostican y tratan de manera incorrecta, reiteró.
Asimismo, los productos anunciados por los medios masivos de comunicación para tratar algunos de esos padecimientos comunes son deshonestos porque esa publicidad va dirigida al gran público —que no es médico— y no describen su contenido, por lo que causan serios problemas para la población más desvalida que cree que con este tipo de “medicamentos” curarán su padecimiento sin necesidad de acudir a consulta especializada.
La población debe entender que la piel debe cuidarse del ambiente, del viento, el calor, el Sol o la humedad y que las medidas varían de acuerdo con la edad del paciente.
Lo ideal sería que la gente tuviera más información sobre la protección de este órgano y acudiera a hospitales, públicos o privados, donde especialistas bien preparados den atención adecuada, concluyó.