Cuanto más frío hace en la calle más calientes queremos estar dentro de casa. Así que muchos ponemos a tope la calefacción y nos duchamos (casi casi) con el agua hirviendo.
Regula bien la temperatura del agua para que ese baño relajante también sea seguro.
Sin embargo, este hábito puede ser muy perjudicial para la salud ya que los cambios bruscos de temperatura pueden afectar a nuestro sistema cardiovascular al provocar una caída brusca de presión, vasodilatación, y por último, paros cardíacos.
Un equipo de la Escuela de Enfermería y Medicina de la Prefectura de Kioto, en Japón, llegó a esta conclusión después de realizar una investigación para dar con el motivo que causó un total de 11 mil paros cardíacos en la ciudad de Osaka, entre 2005 y 2007.
Los resultados indicaron que, antes de la insuficiencia cardíaca, el 22% había estado durmiendo; un 9% había tomado un baño; el 3% estaba trabajando y un 0,5 hacía ejercicio.
Según los investigadores, tomar un baño prolongado con agua caliente provoca vasodilatación (dilatación de los pequeños capilares sanguíneos) y esto genera una caída o subida brusca de la presión arterial.
En muchos casos, esto es suficiente para desencadenar una pérdida de conciencia, incluso un infarto.
Además, si pasas un rato prolongado en una bañera con agua muy caliente, al salir a un ambiente frío la situación se invierte, pasando de la vasodilatación a la vasoconstricción. Lo que provoca una serie de espasmos de los capilares arteriales y una subida brusca de la presión arterial.
O sea que lo que puede causar un grave daño a la salud es el agua muy, muy caliente y en exceso.
Sobre todo, en caso de que padezcas alguna dolencia del corazón, como arritmia o taquicardia, y si tienes hipertensión arterial.
La dermatitis atópica es otro problema derivado del abuso del agua caliente. Una enfermedad producida por la sequedad de la piel, caracterizada por picor y comezón constante; que afecta, principalmente, a piernas y espalda.
También puede aparecer en otras zonas como las corvas (detrás de las rodillas) debido a los pliegues de la piel.
Una ducha tibia de dos minutos, con jabón neutro, limpia y protege la piel.
Ducharse varias veces al día tampoco es bueno porque eliminamos la capa protectora natural de la piel. Esa flora bacteriana debe estar intacta para protegernos de gérmenes, de la contaminación ambiental y de las infecciones o irritaciones que pueda sufrir.
Por eso, los expertos aconsejan que la temperatura del agua en la ducha o la bañera sea tibia o levemente caliente, que se utilicen productos que respeten los niveles de pH de la piel, y que la duración sea más bien corta.