El cáncer es la principal causa de muerte a escala mundial. Esta enfermedad es responsable del 13% de las muertes en el mundo cada año (alrededor de 8.2 millones) y en este mismo lapso se diagnostican 11 millones de nuevos casos. La alta incidencia de cáncer, en opinión del investigador Alejandro Madrigal Fernández, director del Instituto de Investigación de la Fundación Anthony Nolan, centro especializado en cáncer de sangre, con sede en Londres, Inglaterra, hace necesaria la ayuda a través de la donación de órganos y tejidos.
Indicó que la leucemia y otras enfermedades malignas son padecimientos que se originan en las células madre, es decir, no ocurren a nivel de células diferenciadas. Cuando las células madre adquieren mutaciones, crecen sin control.
Si bien en el tratamiento de las leucemias y linfomas se utiliza el trasplante de células hematopoyéticas, un procedimiento que se encuentra en proceso de perfeccionamiento, aún se enfrentan diversos retos relacionados con el fallecimiento por rechazo, recaídas por la enfermedad o infecciones, reconoció el miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias.
“A un paciente afectado con leucemia, por ejemplo, no se le debe negar que se puede curar, porque siempre hay que hacer todo lo posible por salvar la vida de cualquier persona, pero es un reto encontrar al mejor donante, ya que la actual tendencia es formar familias pequeñas, a diferencia del pasado que eran numerosas, entonces esa gran oportunidad de encontrar al donante entre los hermanos se ha reducido”.
El especialista en trasplantes hematológicos y trasplantes de médula ósea explicó que existen en la actualidad tres tipos de donante: singénico (hermanos idénticos para el trasplante de genes llamados HLA), alogénico (no relacionado) y autólogo (del paciente se extraen células madre, las cuales se purgan de células malignas; después se irradia al enfermo o se le somete a quimioterapia para destruir las células residuales malignas, y se le trasfunden nuevamente las células madre autólogas purgadas).
“El tratamiento que se le da a un paciente es radioterapia, quimioterapia y trasplante, pero es esto último lo que realmente le puede garantizar su cura, siempre y cuando su sistema inmune lo acepte y la enfermedad no regrese”.
Donación de vida
El inicio de estos esfuerzos en el mundo se inspiró en Anthony Nolan, un australiano que nació en 1971 y murió ocho después, en 1979. Su madre, Shirley Nolan, recibió la noticia de que su hijo padecía una enfermedad parecida a la leucemia llamada Síndrome de Wiskott-Aldrich (SWA), una inmunodeficiencia primaria que afecta a los linfocitos B y T, que son células inmunitarias.
La madre regresó a su país natal, Inglaterra, luego de enterarse de la existencia de un procedimiento, un trasplante, para combatir a la enfermedad y así tener la posibilidad de salvar la vida de su hijo. Al llegar con el especialista se enfrentó a otra noticia, la necesidad de contar con un donante. Anthony era hijo único. Fue así que en 1974 Shirley dio inicio al primer registro de médula ósea en el mundo.
“Lo que ella hizo hace cuarenta años se refleja en nuestros días. Hoy existen varios registros en el mundo que listan más de 26 millones de donantes voluntarios, lo cual habla de la necesidad enorme de salvar vidas. Tan solo el Instituto que dirijo ha realizado a lo largo de su existencia más de 10 trasplantes, y en el mundo se han efectuado más de un millón, un millón de personas a las que se les dio la oportunidad de vivir”.
La mayor parte de estos donantes en todo el mundo son de registros en países caucásicos, y hay muy pocos registros en países de Latinoamérica. En México existe un registro de donantes (Fundación Comparte vida http://www.fundacioncompartevida.org/medulaosea/).
El éxito del trasplante depende en mucho de que el donante y el paciente sean genéticamente compatibles, de no ser así, se presentan muchas complicaciones. Aproximadamente el 50% de los pacientes sobrevive después del trasplante, el otro 50% fallece por rechazo, recaen en la enfermedad, presentan infecciones o problemas del injerto contra el huésped, especialmente los pacientes de leucemias agudas.
La donación de médula ósea es un proceso que se realiza alrededor del mundo y es relativamente sencillo. Las células madre se pueden extraer por punción de la cadera (bajo anestesia general) o de la sangre periférica mediante una técnica que requiere la movilización de las células madre en circulación sanguínea mediante el uso de un fármaco modificador de la respuesta biológica.
Se trata de una variante de plasmáferesis (método mediante el cual se extrae sangre del cuerpo y se procesa de forma que los glóbulos blancos, glóbulos rojos y las plaquetas se separen del plasma) para extraer sangre, la cual se hace circular externamente de un brazo a otro, intermedia entre ambas extremidades una máquina que separa y almacena células madre en una bolsa -similar a la que se utilizan en las transfusiones sanguíneas. El paso siguiente es administrar estas células al paciente.
Una vez en el paciente, las células madre se alojan en los nichos de la médula ósea, se empiezan a reproducir y luego a diferenciar en los distintos elementos sanguíneos hasta recuperar los volúmenes normales de un individuo sano.
Sobre el tema de los bancos privados de sangre de cordón umbilical, Alejandro Madrigal comentó que si bien no se opone a la colección por parte de particulares, indicó que las evidencias actuales no justifican que se puedan usar células autólogas de los propios cordones umbilicales del paciente para tratar enfermedades como la leucemia, esto por la frecuencia de recaídas que se presentan, por eso, dijo, se prefieren unidades de cordón umbilical que procedan de bancos públicos y sean genéticamente similares al paciente.
Presidente desde el 2010 del European Group for Blood and MarrowTransplantation, Madrigal destacó que con su grupo de colaboradores trabaja sobre varias líneas para lograr superarr los retos que involucran los trasplantes y mientras eso ocurre, más de quince investigadores mexicanos se han doctorado con él y más de cien científicos de su país han estado en el instituto que dirige.
Alejandro Madrigal Fernández llevó a cabo sus estudios de especialización en instituciones internacionales de prestigio como las Universidades Harvard, Standford y University College London, pero en palabras del propio investigador “la Universidad Nacional Autónoma de México es la institución que más ha influenciado mi vida científica”.
Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer Infantil
De acuerdo con la Secretaría de Salud, se estima que en el mundo existen 12 millones de personas diagnosticadas con cáncer, de los cuales el 3% (360 000) son niños. El cáncer es la segunda causa de muerte en menores de 20 años a nivel mundial. Cada año, más de 160 000 menores de 20 años son diagnosticados con cáncer en países desarrollados en donde 3 de cada 4 niños sobreviven al menos 5 años después de iniciar su tratamiento; en países en vías de desarrollo más de la mitad (60%) muere.
En México, cada año 7 000 niños adquieren la enfermedad y sólo 1 500 cuentan con seguridad social, dichos casos incidentes, sumados a los prevalentes, hacen que anualmente cerca de 18 000 niños y adolescentes requieran atención oncológica, de los cuales 10 000 corresponden a la población sin seguridad social.
Según el Registro de Cáncer en Niños y Adolescentes (RCNA), la población inscrita durante el periodo 2005-2010 asciende a 3 569 pacientes menores de 20 años, cuya distribución por sexo muestra un predominio masculino, con el 54.9% del total de los casos.
En cuanto a la distribución por edad, la mayor concentración de los casos inscritos se ubica en el grupo de 10 a 14 años (53.4%), seguido por el de 5 a 9 años (30.7%).
De acuerdo con el tipo histológico del tumor, los primeros tres lugares lo ocupan: leucemias (30%), linfomas y neoplasias reticuloendoteliales (17.1%) y tumores del sistema nervioso central (11.9%). Existe un 35.5% de tumores que aparecen en el sistema sin dato alguno.