El cáncer epitelial de ovario constituye el 90% de los casos de todos los tumores de ovario y por el cual 125 mil mujeres mueren al año en el mundo, según cifras del Instituto Nacional de Cancerlogía (INCAN). En México, el cáncer de ovario es un tema que adquiere importancia ya que los otros padecimientos cancerígenos de tipo ginecológico como el cérvico-uterino, aun cuando se encuentra entre las principales causas de muerte, su incidencia está disminuyendo, lo que no ocurre con el de ovario.
Aunque existen estudios sobre el tema, todavía no se ha logrado definir qué lo origina o qué alteraciones son clave para combatirlo, por lo que el doctor Enrique Pedernera Astegiano, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha enfocado su investigación a la caracterización de los distintos tipos de cáncer de ovario para obtener más información acerca de ellos.
“Los diferentes tipos de cáncer de ovario –explicó- reciben los nombres de las células de las que derivan. No se puede hablar sólo de un cáncer de ovario. En realidad se pueden nombrar los cuatro más comunes: seroso, endometroide, mucinoso y células claras y cada uno tiene características propias. Ahora estamos estudiando las diferencias que hay entre los tipos de tumores epiteliales en cuanto a la presencia de los receptores a los esteroides sexuales (estradiol, testosterona), su respuesta al tratamiento y entender por qué un tipo tumoral responde y otro no acierta terapia. Algunas características ya están establecidas pero en otros falta investigación”.
Para determinar las características de las distintas variedades de cáncer epitelial, los investigadores han tomado muestras de unos cien tumores -proporcionados por el INCAN. Se utiliza una muestra para estudiar las proteínas características de cada uno, otra para observar la expresión de los ácidos ribonucleicos y una más para hacer un cultivo primario. Para ésta última se toma parte del tumor, se disocian las células y se cultivan por cuatro semanas, posteriormente se estudia la respuesta a los tratamientos hormonales. Los esteroides sexuales como estradiol, testosterona y progesterona se agregan al medio de cultivo y así se está en posibilidad de medir la proliferación celular en cultivo, los fenómenos de apoptosis y la expresión de proteínas de interés.
El cáncer de ovario con más incidencia es el de tipo seroso, colocándose por arriba del 55% entre la población mundial. Sin embargo, en México los investigadores realizaron un estudio en el que se analizaron cerca de mil expedientes clínicos, en ellos se pudo observar que la frecuencia del cáncer epitelial de ovario seroso estaba por debajo del 46%, mientras que el tumor de tipo endometroide es el segundo más frecuente.
Además, el investigador miembro de la Academia Mexicana de Ciencias señaló que la incidencia de algunos tumores se da en mujeres 12 años más jóvenes a diferencia de lo que establece la estadística mundial – 45/75 años -, y el 70% de los mil casos de tumores que hasta ahora han estudiado están en estadio III y IV; es decir, se encuentra un cáncer muy avanzado, “lo que representa que no todos los resultados son iguales en la distribución de los tipos de tumor”.
Además, el especialista y su equipo utilizan técnicas de bioquímica y biología molecular para conocer la expresión de proteínas, lo que les ha permitido asentar algunas características como la presencia de la proteína P53 –que controla la proliferación celular- en todos los tumores. Sin embargo, otras características no se pueden generalizar, por ejemplo, los científicos estudian una proteína de membrana denominada CA 125, la cual se utiliza como marcador para identificar la presencia de tumores de ovario, no es específica del cáncer de ovario, pero sí está presente.
“En cáncer seroso, el promedio de esa proteína –CA 125-, es de mil 500 unidades por mililitro medido en suero, si se tiene esta proteína alta y hay una imagen sospechosa en un ultrasonido de ovario, será necesario revisar con mayor profundidad. El nivel normal de esta proteína en la sangre es menor a 35 unidades. Para el tumor de tipo endometrioide la medida de esta proteína son 250 unidades por mililitro. Esto reafirma que cada tipo de cáncer tienen características distintas y se comportan diferente”, aseguró el doctor Pedernera.
Agregó que un aspecto interesante es que el ovario no posee mucho epitelio (capa de células que lo recubre), y el 90% de los tumores de ovario son epiteliales, entonces la pregunta que se ha planteado el investigador es cuál es el origen de dichas células cancerígenas. Una teoría, tal vez la más sustentada internacionalmente, indica que las células provienen de otro lado y migran hacia los ovarios porque es un lugar adecuado para su crecimiento. Por ejemplo, se han encontrado células parecidas a las que hay en el endometrio pero alojadas en los ovarios y son causantes del cáncer de tipo endometrioide, y otras células cancerígenas que producen tumores de tipo mucinoso son parecidas a las que se identifican en el cuello del útero.
Aunque persisten varias preguntas por resolver sobre el cáncer de ovario, los investigadores han detectado tres factores constantes: la mortalidad de las células disminuye, aumenta el crecimiento y algunas células se sueltan, lo que les permite migrar hacia otros órganos, sin embargo, la cantidad de las mutaciones, incluso en los más benignos, son cerca de 300, que según el experto en biología de desarrollo son demasiadas como para poder generar un patrón.
A lo anterior se agrega la necesidad de responder por qué el cáncer de ovario aparece en mujeres mexicanas más jóvenes que la media mundial, pero Pedernera Astegiano sostuvo que es también por esta razón por la que se realizan estudios en varias líneas para obtener la mayor información posible.