*La luz es inagotable fuente de negocios privados

El 28 de septiembre del 2010 presenté una iniciativa para crear la Comisión Nacional de Tarifas del Sector Eléctrico y no he tenido respuesta en el Congreso, a pesar de que constituye una exigencia nacional transparentar el problema de las tarifas en el cobro de la electricidad.

El esquema tarifario impuesto por la Secretaría de Hacienda es un galimatías diseñado para ocultar la transparencia en el cobro de un servicio público, que se ha convertido en una fuente inagotable de recursos para favorecer negocios privados.

Desde 2002 la generación de energía eléctrica se ha entregado a las empresas españolas Iberdrola y Unión Fenosa, que monopolizan la generación de energía eléctrica privada en el país, por lo que no hay un solo empresario mexicano dedicado a la generación de energía eléctrica.

El frenesí de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para poner plantas españolas de generación de energía eléctrica parece no tener fin, aun cuando los informes de la Secretaría de Energía señalan que en México hay casi 47 por ciento de energía de reserva; es decir, energía eléctrica que no se usa, pero sí se paga.

El negocio privado es absoluto y ha generado frecuentes denuncias de corrupción, no solamente en la asignación de los contratos, sino en la venta de los insumos que esas empresas generadoras de energía eléctrica consumen: esencialmente gas natural importado de Perú y carbón mineral también importado.

Por ello estoy denunciando que el pueblo de México paga los costos de este negocio y ha sufragado cantidades exageradas de dinero, en manos de estas empresas españolas.

La generación de energía privada está ya a la par de la generación de energía eléctrica que el Estado realiza con sus presas, que es limpia y mucho más barata que la de los empresarios españoles.

Para mantener este negocio privado, la CFE ha acumulado una deuda que ahora se pretende convertir en pública. No paga un centavo de impuestos, los derechos que tiene la obligación de pagar se los condona el Gobierno vía subsidios.

La Comisión Federal de Electricidad es magra en los proyectos de generación de energía eléctrica del Estado, pero ávida en el contratismo privado, que ha generado escándalos de corrupción en Estados Unidos que, por supuesto, aquí en México, las autoridades de la PGR y de la Función Pública no han tenido la intención de investigar a profundidad.

La sociedad paga todo este derroche con tarifas injustas, inexplicables, que tienen dos problemas gravísimos: el diseño tarifario y la manera en que se cobran.

En la Cámara de Diputados hay más de 100 puntos de acuerdo, peticiones y requerimientos para resolver el problema, pero con la Comisión Nacional de Tarifas se resolvería el problema de las tarifas y se evitaría la recurrencia a la protesta ciudadana, a la resistencia civil y a todas las formas de amparo, huelgas, paros o incluso tomas de carreteras y protestas de este tipo que se han dado y se dan en todo el territorio nacional.