*Urge regular las llamadas “islas de calor”
A fin de prevenir y regular los efectos de las llamadas “islas de calor” en las ciudades, es necesario modificar diversos ordenamientos ambientales para brindar mejores herramientas a las comunidades que les permitan resistir, asimilar, adaptarse y recuperarse de los riesgos de la contaminación térmica.
Con ello se busca incorporar el concepto de “isla de calor” a las leyes generales del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y la de Asentamientos Humanos, como el espacio de un centro de población bajo una perturbación climática que consiste en la diferencia de su temperatura respecto a la de sus alrededores, que daña al medio ambiente y la salud pública.
Se tiene que fortalecer la salud pública, la habitabilidad y la sociabilidad de las comunidades, mediante la preservación y restauración de sus estructuras básicas y de los ecosistemas.
El efecto “isla de calor” es consecuencia de patrones urbanísticos y tecnológicos de asentamiento y de edificación, por lo que se debe prevenir la contaminación térmica y atmosférica, abordando las causales y las medidas para contrarrestarlas.
Cuando las ciudades no están preparadas para afrontar calor extremo o el efecto de la “isla de calor”, es más probable un incremento severo en las defunciones asociadas a las altas temperaturas.
También provoca afecciones a la salud, donde no hay climas artificiales, como dificultad respiratoria, calambres, cansancio extremo y golpes de calor. Además, se dan las condiciones para la transmisión de enfermedades como la malaria, ocasionada por la picadura de un mosquito vector, y la proliferación de bacterias que causan enfermedades gastrointestinales.