*Satisfactoria nueva ley electoral en México
Hoy se inicia una nueva etapa, no sólo en el ámbito electoral, sino en la vida política y social de México, con la Ley General de Instituciones y Procedimiento Electorales.
Con este instrumento legal se le otorga al Instituto Nacional Electoral las herramientas necesarias para realizar eficazmente su labor durante los procesos electorales venideros.
Las divergencias políticas e ideologías han nutrido y fortalecido la vida política del México contemporáneo, la inclusión de reclamos transformados en propuestas, le han dado cuerpo a la norma electoral que hoy tenemos en esta Legislatura.
Los resultados de la minuta son muy positivos, si se considera que se ha dado paso a una ley moderna y eficiente.
Con ello se da cumplimiento al reclamo de la población en materia de candidaturas independientes, el voto de los mexicanos en el extranjero, así como el reconocimiento de los representantes de los pueblos indígenas, entre otros aspectos que ayudarán a consolidar la democracia y el Estado de derecho.
Podremos entregar al pueblo de México una norma actual y precisa que permita ascender los niveles de participación política, de acceso y legitimación de la función pública y fundamentalmente de paz social en nuestro país.
Por ello aplaudimos la construcción de acuerdos que hubo entre los diferentes Grupos Parlamentarios en el Congreso de la Unión, para llevar a término dicha ley. Esto es prueba fehaciente de que el interés nacional puede estar por encima del interés particular.
Los tiempos nos apremian fatalmente, nos encontramos a días escasos de iniciar los procesos electorales federal y locales para el año 2015, por ello resta, ahora, una labor no menos ardua, compleja y delicada, para las autoridades administrativas y jurisdiccionales nacionales y locales.
La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales constituye un avance cualitativo de un largo proceso de conformación de normas electorales, que han perfeccionado el sistema político mexicano y que han permitido el acceso pacífico e incluso alternado del poder político.