*Negativo recuento para el Gobierno
Abordar la situación que prevalece en el país exige realizar un recuento del sinnúmero de asuntos pendientes que se han acumulado en la agenda nacional y esperan ser atendidos.
Es indudable que las expectativas surgidas a partir del año 2000, luego del triunfo del primer candidato presidencial proveniente de un partido opositor, al establecerse por más de 70 años en el poder y que han venido disminuyendo debido a la frivolidad que caracterizó al sexenio foxista, así como a los yerros que han caracterizado a la administración actual.
Una panorama con grandes dificultades de un contexto económico internacional complejo y adverso que no fueron tratadas acertadamente por el Gobierno federal, como se evidenció en la caída de la economía del año 2009, que se ubicó en una cifra cercana al menos del 7%.
Lo que observamos en esa ocasión fue nuestra enorme dependencia con respecto a la economía estadounidense, experimentando una reducción de la actividad económica que no tuvo parangón en los años recientes.
Los saldos de esta reducción han impactado gravemente en la pérdida de un gran número de empleos y la precarización de los existentes, traduciéndose en salarios cada vez menores y con jornadas de trabajo más exhaustivas, provocando una pérdida sustantiva en la calidad de vida de los mexicanos.
A esto se suma un 5.42% del desempleo que en el mes de julio de 2011 experimentó la Población Económicamente Activa, al más de 13 millones de personas que se encuentran en el sector informal de la economía y los 7 millones de jóvenes a los que se les llama “ninis”.
Qué decir de la denominada “estrategia contra el narcotráfico y el crimen organizado”, una guerra que ha insistido el Ejecutivo en declarar y que ha abierto severas afectaciones a la vida social y a la paz, con un número de víctimas cercana a los cincuenta mil y amplias zonas del país en manos de los grupos delincuenciales, cuya composición y poder se incrementa día con día, provocando un mayor estado de intranquilidad a la sociedad.
Sin embargo, pese a los desaciertos de dicha estrategia, la respuesta del Gobierno federal es una obstinación que raya en la más absoluta intransigencia, pasando inadvertidos los graves problemas asociados que han trastocado la vida de millones de personas y una franca y constante violación de los Derechos Humanos.
Por lo que concierne a la política social, ésta se ha convertido en un referente de los malos resultados, si tomamos en cuenta que durante el periodo 2010-2012, ya que el número de pobres pasó de 48 millones a 52 millones de personas, de acuerdo con datos del CONEVAL.
Pareciera que en el Gobierno actual las matemáticas no funcionan, entre más recursos más pobres, dejando también fuera de los servicios a una educación de calidad, servicios y atención a la salud al que menos tiene.
Así también lo anterior no debe ser un motivo para abrir la puerta al regreso del pasado, que hoy se trata de erigir como opción política viable.