*Educación estancada

En nuestro país ha sido tantas veces reinventada la educación, que aún se mantiene en el pasado.

En el mundo global que nos ha tocado vivir, la tecnología marca la diferencia entre los países altamente desarrollados y los que seguimos eternamente en vías de desarrollo. 

Eufemismo que se utiliza para no tener que reconocer que somos un país que permanece en el atraso y que estamos siendo rebasados por otros que hace apenas unas décadas estaban muy debajo de México.

Está el ejemplo de La India, que pese a tener un porcentaje de población analfabeta cuatro veces mayor que México –el 35.2 por ciento de quienes tienen 15 años o más de edad-, cuenta con abundante talento, pues produce 200 mil ingenieros, 300 mil técnicos y más de tres millones de universitarios cada año.

A estas cifras hay que sumar el hecho de que muchos de esos estudiantes se trasladan a lo largo de su etapa universitaria a Estados Unidos para completar su información. La pregunta obligadas es: ¿nosotros cuándo?.

En las instituciones tecnológicas está el futuro de México. Sabemos que la educación que se imparte en esos institutos está en el sendero correcto, que sus programas están centrados en el aprendizaje, en las competencias profesionales y que sus postgrados están orientados a la investigación. Sin embargo, por la falta de inversión sólo representan poco más del 14 por ciento de la educación total del país.

La inversión en infraestructura ha caído en los últimos tres años y los presupuestos federal y estatal asignados a dichos institutos tecnológicos apenas si han crecido.

Por ello, los diputados debemos seguir impulsando su propuesta de un mayor presupuesto, enfocado a la infraestructura e investigación, que permita a los institutos tecnológicos contar con mejores laboratorios equipados con tecnología de punta y centros experimentales para construir un futuro viable.