*Vivimos una República sangrada por la violencia
Reprobamos tajantemente los acontecimientos del estadio Jalisco del pasado sábado y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. No sólo la violencia en los estados, sino la violencia a la que están sometidos millones de mexicanos todos los días.
Más allá de algunos que vienen aquí a rasgarse las vestiduras y a constituirse en las buenas conciencias de la sociedad, tenemos que reconocer que vivimos en un país con una cultura de la violencia y una violencia desatada en nuestras calles y ciudades. Hay ingobernabilidad, hay homicidios, han crecido los secuestros, las extorsiones.
Vivimos una República sangrada por la violencia y no podemos pensar que siete millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan estén al margen de esta violencia. Los jóvenes son la principal fuente de reclutamiento de los grupos criminales como sicarios, como halcones, como parte de esta cadena delictiva.
También desde diferentes medios de comunicación se exalta a la violencia. Por eso pensar que alguna actividad está al margen de la violencia es vivir en un México distinto al que hoy nos enfrentamos.
Nosotros creemos que no podemos caer en un populismo penal o en un fascismo deportivo. No podemos tampoco duplicar las penalidades porque para aplicar la ley en Jalisco no hace falta más que acudir al Código Penal del estado de Jalisco, que establece como delitos las lesiones, el pandillerismo, los golpes y cualquier acto de violencia. Son delitos que ya están tipificados en el Código Penal de Jalisco y en diferentes legislaciones.
Por eso nos parece una irresponsabilidad hacer una doble penalización a través de una ley que debe promover la cultura física y el deporte, porque lo que están estableciendo aquí es que independientemente de las sanciones penales, civiles o de cualquier naturaleza, se están duplicando las penalidades para esta gente que cometa actos vandálicos en los estadios, y aquí no se toma en cuenta que mucha de la responsabilidad por estos hechos es por los dueños o los administradores de los estadios y por los dueños de los equipos que pagan a estas barras, los dejan entrar a los estadios sin revisión, los alcoholizan y luego ahora vienen y se rasgan las vestiduras.
¿Dónde están también las autoridades municipales para disuadir la violencia? Por qué no tomar también ejemplos exitosos en nuestro país de lugares donde hay aficiones intensas y no hay violencia en los estadios.
Por qué caer ahora en que el sólo ingresar a la cancha sea motivo de más delitos adicionales a los del Código Penal.