*Quisiéramos un país de leyes

El tránsito por el que hemos estado pasando agotó un sistema político y todavía no terminamos de construir otro. Qué más quisiéramos que nuestro país fuera un país de leyes, con certidumbre, que tuviéramos un modelo económico que nos posibilitara a la apertura y oportunidades, que no existiera pobreza, que viviéramos en democracia plena, que hubiera respeto a las libertades y a los derechos humanos.

Yo creo que son anhelos y esperanzas por las que tenemos que luchar. Que ha ido cambiando el país, sin duda alguna. Ahora hemos visto como existen más libertades y las estamos ampliando en reformas de carácter constitucional. Pero hay temas aquí fundamentales que debemos tratar y debatir. La distribución y a veces la redistribución de culpas y responsabilidades nos agobia y nos extraviamos.

En esta ocasión, adicionalmente a los afectos y las simpatías con Diego Fernández de Cevallos, no podemos dejar de reconocer que su secuestro no fue producto de una casualidad, inclusive, algún grupo que se ha asignado esa actuación, tiene motivos ideológicos y doctrinarios para ello, independientemente de los lucrativos.

Nos congratulamos que haya regresado con vida, bien, sano, fuerte y que no se dobló. Sin embargo, cuando aquí en México hablamos de respeto a la dignidad de las personas y hemos establecido esa condición, todos los grupos parlamentarios en la tribuna, el secuestro es lo que realmente trata de pisotear a quienes piensan diferente a grupos radicales de corte fascista.

No podemos cercenar esas libertades, la seguridad pública no corresponde a una sola persona, es responsabilidad de todos y cuando un personaje como Diego Fernández de Cevallos, que impulsa la transición mexicana, se ve capturado, privado ilegalmente de su libertad, como a muchos otros mexicanos les ha ocurrido, pues evidentemente que el mensaje que se pretendía mandar era diferente.

La democracia mexicana ha ido avanzando gracias a gente como Diego Fernández de Cevallos y a muchos otros, porque aquí ni regatear ni especular, pero que todavía falta y que sin duda alguna, cuando ese tipo de grupos trata de llevar a cabo impactos sociales como los que vimos con Diego Fernández de Cevallos, es porque pretende darle a nuestra consolidación democrática, que va caminando, un rumbo diferente.

No es justificable, no es permitible, no podemos dejar que ese tipo de cuestiones ocurran independientemente que ese delito es deplorable y que muchos otros mexicanos lo han padecido.

Sí están pendientes varios rubros en ese sentido, hace poco hicimos la Ley contra el Secuestro, impulsada por un grupo de mexicanos valiosos, pero no es suficiente. El combate contra la delincuencia organizada ha caminado y todos estamos conscientes que tampoco es suficiente.

Y que se requiere la coordinación de todas las autoridades, y por eso tenemos pendiente todavía en la Cámara de Senadores la iniciativa de ley sobre el mando policial.