*Urgente promover donación de órganos
Es urgente reformar el Artículo 324 de la Ley General de Salud en Materia de Consentimiento de Donantes y Familiares para la Realización de Trasplantes de Órganos.
Ello para proceder a la donación de órganos o tejidos, la persona donante debe haber manifestado a través de un documento firmado y avalado por la Secretaría de Salud -o a través de cualquier otra identificación que para este fin determine la ley- su deseo de donar. En estos casos no será necesario el consentimiento de los familiares.
En el caso de las personas que no desean convertirse en donadores, podrán manifestarlo por medio de un escrito simple de carácter personalísimo, o hacerlo constar en alguno de los documentos públicos que para este propósito determine la Secretaría de Salud.
Asimismo, cuando no se cuente con algún documento que manifieste la voluntad de la persona fallecida, la Secretaría de Salud se encargará de informar a los familiares sobre las ventajas de la donación de órganos.
Además se procederá a la donación siempre y cuando se obtenga el consentimiento de alguna de las siguientes personas: el o la cónyuge, el concubinario, la concubina, los hijos, los padres, los hermanos, el adoptado o el adoptante; conforme a la prelación señalada.
Y será la Secretaría de Salud la que deberá garantizar que la población esté plenamente informada acerca de los beneficios de la donación de órganos y facilitar los mecanismos para que puedan manifestar su disposición u oposición a donar sus órganos.
La iniciativa busca brindar certidumbre a los indecisos y respetar la decisión de quienes por razones religiosas o de cualquier tipo manifiesten su rechazo a esta práctica médica. Esta modificación en el Artículo permitiría que se pongan a disposición de médicos y hospitales una mayor cantidad de órganos, lo cual permitiría salvar miles de vidas.
Es claro que aún hacen falta campañas de sensibilización sobre el tema, razón por la cual la mayor parte de la población desconfía para donar sus órganos al morir.
La negativa generalizada, ante la extracción y donación de órganos es comprensible y tiene que ver con hábitos culturales respecto a la disposición de los cadáveres de los seres queridos o de uno mismo, lo que hace más difícil la aceptación y el consentimiento al momento de decidir si se donan o no los órganos.