*Sin cambios debe seguir apagón analógico

El apagón analógico debe continuar conforme a los términos planteados, ya que las únicas afectadas son las televisoras al perder un mercado potencial de seis millones de mexicanos que hoy tiene cautivos.

Por supuesto que no estoy de acuerdo en postergar el Apagón Analógico en México, se debe cumplir y no fortalecer el populismo gubernamental que regala televisores en campañas electorales.

No está riesgo el derecho a la información de estos mexicanos, que no tienen el nuevo soporte tecnológico, pues debe ser tarea de los empresarios del sector los que deben apuntalar la transición a la televisión digital.

Por qué no mejor se regalaron decodificadores en vez de las pantallas, que son más baratos.

El programa de entrega de pantallas está severamente cuestionado. No se conoce en realidad cuántas se entregaron, ni a quienes, ni mucho menos de qué calidad, lo que sí se conoce es que se entregaron en tiempos electorales.

La otra certeza es que hay seis millones de mexicanos que no están listos para la nueva era digital.

¿Son las pantallas un artículo de primera necesidad?, no; ¿es el Estado Mexicano quien debe responsabilizarse de dotar de soportes tecnológicos a la población para que funcione un negocio particular?, no.

El problema no son las pantallas sino los contenidos, no se combate la pobreza regalando televisiones.

No creo que debamos fijar una política de Estado en un solo medio de comunicación, en este caso la televisión, ahora que ya existen los smartphones, las tablets, mediante los cuales la ciudadanía se conecta.

Se calcula que un 70 a 80 por ciento de la población en zonas urbanas tiene alcance a las redes sociales a través Internet, es decir ¿por qué fortalecer solo a la TV?

Nadie ha propuesto regalar teléfonos ni ha dicho que un 20 por ciento de la población no tiene celular inteligente  y hay que enviarle uno para que compre tiempo aire o se adhiera a un paquete de minutos.

Es tarea de las empresas el promover el consumo de televisores digitales mediante esquemas innovadores de pantallas a bajo costo para  apuntalar su negocio, no es negocio del Estado, ni su tarea.

Debemos respetar nuestros acuerdos y no podemos legislar por consigna o porque a un sector poderoso le interese mantener el liderazgo en un sector.