*Basta que la SEP sea trampolín político

Las reformas del presidente Enrique Peña Nieto están sobrevaluadas y no tenemos tiempo para curvas de aprendizaje ni de actos de improvisación, y que mucho menos podemos permitirnos que desde una Secretaría se pretenda usar una vez más a la educación como trampolín político.

Lo que nos urge a los mexicanos es educación de calidad; como mexicana le exijo al Presidente y al titular de la SEP que cumplan con los ideales de la reforma educativa.

Datos del INEGI señalan que 40 de cada 100 escuelas no tienen drenaje; 30 de cada 100 no cuentan con agua; planteles educativos sin infraestructura deportiva ni programas de activación física ante la infancia más obesa del mundo.

Tiene tres años para dar resultados, señor secretario. Cuenta no sólo con presupuesto, sino también con las herramientas jurídicas necesarias para hacer su trabajo.

Es cierto que se reformaron algunos aspectos jurídicos, administrativos y laborales desde la Constitución, hasta las leyes secundarias en materia educativa; nosotros los legisladores hicimos nuestra labor; el Ejecutivo poco ha avanzado; hoy, usted, sin ninguna experiencia en el tema de educación, ha asumido esta monumental tarea: traer calidad en la educación a nuestras niñas y niños.

La verdadera reforma educativa está pendiente porque la sustancia no se ha modificado y el modelo educativo permanece intocado.

Hoy, nuestro nivel promedio de escolaridad es el más bajo de la OCDE; somos el país miembro de la OCDE con mayor deserción escolar de jóvenes de entre 15 y 18 años de edad; en el marco del examen PLANEA, el 81 por ciento de los estudiantes del último año de preparatoria en todo el país reprobó el examen de matemáticas y 74 por ciento reprobó español.

Ya van a ser dos años que discutimos y aprobamos la reforma educativa en condiciones políticamente muy complicadas, como manifestaciones y de la captura de nuestra propia sede por parte de disidentes, y aun así tomamos un importante compromiso: poner la calidad de la educación y ese derecho de niñas y niños por encima de cualquier costo político.