*Impedir que México se convierta en Estado fallido

La violencia en diversos estados y municipios del país demanda una estrategia integral de combate a la inseguridad, la cual garantice el Estado de derecho y la reconstrucción del tejido social.

De ninguna manera podemos permitir que México se convierta en un Estado fallido, como comienza a ser considerado en el exterior.

La situación, a todas luces inaceptable que viven municipios y regiones revela dramáticamente las consecuencias de carecer de una estrategia integral para contener a la delincuencia en todas sus modalidades.

La ausencia de un plan integral hace evidente la urgente necesidad de robustecer el blindaje de las instituciones públicas frente al crimen organizado y reconstruir el tejido social rasgado desde hace varios años.

Servidores públicos de todos los niveles y órdenes de gobierno, legisladores federales y locales, tienen la obligación de contribuir a detener y revertir la situación de excepción que viven varios municipios del país, sobre todo en entidades como Michoacán y Tamaulipas.

Por desgracia la violencia generada por el crimen organizado ha llegado a niveles inimaginables hace apenas algunos años.

Uno de los expedientes abiertos más importantes por resolver actualmente en México consiste en la vigencia y restablecimiento, en algunos casos, del Estado de derecho en  las entidades y municipios con mayores índices de violencia.

El Estado debe garantizar la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos; cuando las instituciones estatales no pueden garantizar estos elementos básicos se cruzan fronteras que hace que pisemos terrenos de alto riesgo.

Las muertes violentas ligadas al crimen organizado, el recrudecimiento de la violencia en Tamaulipas; la aparición, hace más de un año, de grupos de autodefensa en Michoacán; el surgimiento de nuevas organizaciones delictivas, o la relación de un ex gobernador con el crimen organizado, son signos que debemos atender con toda responsabilidad.

Pese a cambios positivos en la política de comunicación relacionada con la seguridad, la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán o el abatimiento de líderes de “Los Caballeros Templarios”, aún no ha podido revertirse la situación de deterioro a la que se ha llegado.

La apuesta y el compromiso debe ser por la vigencia del Estado de derecho. Se trata de una gran tarea nacional a la cual debemos dedicar el mayor de nuestro tiempo y esfuerzos.