*Los niños devuelven a la sociedad lo que reciben
Tenemos un compromiso con niñas, niños y adolescentes de este país.
Nuestro compromiso más que nunca lo tenemos con niñas, niños y adolescentes a los cuales les debemos un entorno con protección a sus derechos y a un ambiente saludable en el cual se puedan desenvolver, perfeccionando los mecanismos para garantizar los derechos de las niñas y adolescencia mexicana, con la finalidad de cumplir cabalmente y potenciar los alcances de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Actualmente se han presentado muchas violaciones a dichos derechos de los niños y es de verdad preocupante ya que nuestros niños y adolescentes no son sólo nuestro futuro sino también nuestro presente. Me permito mencionar algunas cifras, que lamentablemente son muy graves; podemos decir que hay mucho más de 112 mil violaciones al año para niñas, niños y adolescentes, esta cifra la tomamos con base a los estudios de inseguridad que indican que por cada delito denunciado hay ocho que no se revelan.
Y más allá de los abusos sexuales – que por supuesta también ya comentaron-- y psicológicos a los que hoy día enfrenta nuestra niñez, debemos concentrarnos en tratar de preservar su edad, su juventud y su inocencia, es así también que al sensibilizar a toda la población tendremos a una sociedad comprometida por nuestros pequeños, dando conocer el alcance real de los derechos de la infancia para poder defenderlos.
Otro punto que hay que abordar es el de incrementar la edad mínima para contraer matrimonio, pues el matrimonio infantil, que se define como un matrimonio formal o unión informal antes de los 18 años, es una realidad para los niños y las niñas, aunque a las niñas les afecta de manera más desmedida, se le ha calificado como una violación a los derechos humanos porque repercute negativamente en el goce de prerrogativas fundamentales de las niñas y adolescentes como el derecho a la vida, la dignidad personal, la salud, la integridad física, la educación y la protección contra situaciones que pongan en riesgo su desarrollo físico y emocional.
Y es que a una edad tan corta se corre el riesgo de que las decisiones no sean las correctas o incluso dicha decisión sea por coacción hacia los menores que aún no tienen la suficiente madurez para poder contraer matrimonio y menos aún para poder ser padres o madres de familia, lo cual traerá en muchos casos como consecuencia – y esta consecuencia hoy la vivimos en muchas familias-- una familia disfuncional donde se vuelvan a repetir los mismo ciclos que estas jóvenes vieron en su vida.
Por lo anterior antes expuesto, los exhorto que consideren el presente o los cuatro dictámenes a discusión y votación, recordando siempre que nuestra niñez y adolescencia es lo más valioso que tiene nuestro país.