*Urge acabar con la aberrante publicidad oficial

Es necesario acotar con la espotización permanente de todas las dependencias, de todos los poderes y de todos los niveles de gobierno que han saturado a los ciudadanos mexicanos.

Hoy no solamente no le ponen atención a la comunicación política, sino que por los enormes montos que llegan a los miles de millones de pesos, según los informes que han recabado Fundar y Artículo 19, es verdaderamente un contrasentido seguir gastando en propaganda gubernamental cuando hay un discurso de austeridad y tantas necesidades en el país que se deben de cubrir.

Cerca de 12 mil millones de pesos aproximadamente, es lo que podrían estarse gastando entre estados, gobierno federal y los poderes de la Unión.

Por ello estamos planteando una modificación al artículo 134 que dice: “Queda prohibida para los poderes públicos, los organismos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y para todo ente de los tres órdenes de gobierno, la contratación y difusión de propaganda bajo cualquier modelo de comunicación social.

“Únicamente se permitirá la difusión de mensajes en materia de campañas de salud, de educación, de protección civil y para fomentar el ejercicio de los derechos de las personas”.

Y obviamente que en ninguno de estos casos aparezca el nombre o la imagen o la voz de algún funcionario público.

El tema es de fondo, el tema está ya en la agenda pero no empecemos un falso debate sobre la propaganda de los partidos o la propaganda que hace, cómo funciona el modelo electoral.

El verdadero tema donde está verdaderamente un boquete es en la propaganda gubernamental. Lo que estamos planteando es, sí se va a ordenar el debate, empezar justamente por ahí, porque además estamos convencidos de que el modelo no funciona, ha saturado a la gente y el simple hecho de repetir que estamos cumpliendo con nuestro deber, no está generando ni más credibilidad, ni más legitimidad, ni más confianza en las instituciones y ahí están todas las encuestas que lo demuestran.

Quizá la propia forma como comunicamos los políticos mexicanos, es una de las razones por las cuales la democracia tiene cada vez menos adeptos en nuestro país.

Sí vamos a empezar un debate, lo vamos a hacer de manera seria por donde está el verdadero problema.