Crónica de injusticia patronal
CANCÚN. - Despedido de Televisa hace menos de un mes y sin liquidación alguna ni seguridad social que le permitiera obtener atención médica oportuna, abandonado a su suerte, el camarógrafo Julio Poot González falleció en el Hospital General “Jesús Kumate” de Cancún, después de casi dos semanas de agonía.
A principios de diciembre, Julio Poot -quien desde que fue despedido de Televisa a mediados de noviembre sufría depresión y vio agravados sus problemas de salud-, fue encontrado muy enfermo por un compañero en un pequeño local donde dormía y donde planeaba abrir un negocio de reparación de computadoras para mantenerse mientras conseguía un nuevo trabajo.
Su colega, al verlo enfermo, lo trasladó al hospital con sus propios medios, pero tras una permanecer hospitalizado casi dos semanas con un cuadro de neumonía y síntomas de tuberculosis (no está claro que lo causó), no pudieron salvarle la vida.
Amigos del camarógrafo lo habían tratado de ayudar con algo de dinero y medicinas desde los primeros síntomas de su enfermedad, además de ofrecerle apoyo moral tras perder su trabajo.
Cuando finalmente fue hospitalizado, consiguieron que el hospital no les cobrara a través de una gestión ante el Secretario de Salud, pero no era suficiente por lo que solicitaron a través de redes sociales ayuda económica para pagar los medicamentos y otros utensilios que se necesitaban. Algunos compañeros cooperaron con lo que podían.
Julio Poot, quien trabajaba para Televisa pero no bajo contrato, con lo que la empresa se ahorraba pagarle los beneficios con que cuentan otros empleados, nació el 1 de marzo de 1975 y tenía 38 años al morir.
Su despido fue por cuestiones económicas
“Los medios de comunicación son adictivos. Quien entra al sistema, muere dentro del sistema”, escribió en Facebok tras cesar su relación laboral con la empresa, al expresar su deseo de volver a trabajar en un medio de comunicación.
Uno de sus últimos mensajes en redes sociales con sabor a despedida fue del 15 de septiembre, cuando escribió: “Son las 4 de la mañana. Voy a ver el amanecer, la salida del sol. Igual compraré cochinita, compraré un periódico y lo disfrutaré con una taza de café. El mundo que siga girando. Ustedes sigan durmiendo, yo le daré vueltas”.
La muerte de Julio Poot González exhibe los grandes contrastes e injusticias que enfrentan los trabajadores de los medios de comunicación en provincia, donde en la mayoría de los casos los directivos y dueños viven haciendo alarde de lujos y prebendas que les deja el mantener una línea editorial afín al Gobierno, mientras los reporteros, fotógrafos y camarógrafos sólo obtienen un salario que apenas les da para vivir, trabajando en condiciones cuestionables y, a veces, hasta sin garantías laborales ni seguro social.
(Con información de Noticaribe)