Brasil, país emblemático de la Cruzada Nacional Contra el Hambre con que inició su gobierno el presidente Enrique Peña Nieto, asoma el rotundo fracaso que tuvo en esa nación sudamericana, donde crece la violenta inconformidad por las carencias que padece la población.
Como se sabe, el actual inquilino de Los Pinos contrató a la ex líder nacional del PRD, Rosario Robles Berlanga, para que se encargara de conducir la dependencia del Gobierno federal responsable de combatir la pobreza en México.
La mujer aceptó jubilosa y propuso casi inmediatamente esa cruzada nacional que ningún beneficio social arroja todavía, como proclamó cuando lo dio a conocer con bombo y platillo y hasta contrató al ex presidente brasileño Lula Da Silva para que viniera a México a impulsar ese programa asistencialista, que supuestamente rindió muchos beneficios a millones de brasileños que viven en pobreza.
Sin embargo, hoy, en pleno campeonato de fútbol Confederaciones, las calles de las principales ciudades de Brasil están invadidas de pueblo que no tiene ni para satisfacer el encarecido servicio de transporte público.
Más vale que Peña Nieto reciba acuse de recibo del mensaje que llega desde aquella nacional y que conduzca al país por senderos más realistas y sin manipuleos.
Por ello volvemos a insistir en que, está a tiempo, señor Presidente.