Tremendo bofetadón acaba de propinar a casi todos los mexicanos el cantante español Miguel Bosé, teniendo como testigo al mismísimo presidente Enrique Peña Nieto.
¿Por qué?, se preguntará usted, curioso lector, y le respondo que el simple hecho de haber dado a conocer que viajó a Chiapas para entregar un donativo de 10 millones de pesos para la causa indígena de México, debería dar vergüenza a los ricos de este país que se desentienden de lo que Bosé llama envidiable riqueza indígena.
Todos sabemos que la clase política y administrativa de México son de las más corruptas del mundo, así lo acreditan organismos internacionales y así lo hemos reseñado en las páginas de este cada vez más penetrante medio informativo.
Y todos sabemos que por ello cada año se desvía gran parte del presupuesto que se etiqueta para los indígenas de México, situación que los ha sumido en lacerante pobreza, a pesar de la riqueza que ostentan en cultura y recursos naturales.
En alguna época organizaciones francesas acudieron a su auxilio, pero al darse cuenta de la gran corrupción que carcome a la administración pública y sus políticos, se ausentaron y cesaron las ayudas que proporcionaban a ese noble sector de nuestra diversa raza.
Ahora, el cantante español Miguel Bosé abre su cartera para esa misma causa y desde este modesto medio informativo hacemos votos porque los políticos y gobernantes no les quiten lo que no les dan.
El presidente Enrique Peña Nieto fue testigo de este donativo y tiene la obligación de cuidar que el objetivo se cumpla. ¿Es mucho pedir?