La doctora en Derecho Arely Gómez González asumió formalmente la titularidad en la Procuraduría General de la República y se convierte en la primera mujer que desempeña el cargo.
El asunto ha desatado polémica, pero no por ser mujer, sino por la relación familiar que tiene con un alto y poderoso directivo de Televisa, empresa que a través de los años ha demostrado tener invencible poder económico y político.
Por ello, en la sesión parlamentaria donde se discutió y aprobó el nombramiento, los senadores panistas y perredistas moderaron sus posiciones, pero los priístas y ecologistas se tendieron con empalagosos elogios a la nueva procuradora general de la República, Arely Gómez González.
El contraste fue el senador Manuel Bartlett Díaz, quien subió a decir desde la tribuna lo que algunos periodistas han comentado respecto a los nexos familiares de la nueva fiscal de la nación.
El ex hombre fuerte de Estado fue muy duro con la mujer, a quien la ubica en las entrañas del poder que tiene la empresa Televisa, propiedad de Emilio Azcárraga Jean, con lo que fundamentó el augurio de que Arely Gómez no podrá desempeñar el trabajo imparcial que mandata la constitución.
Y todo lo que dijo Bartlett debe queda plasmado para los historiadores en el Diario de los Debates, claro, si no lo “peinan”, y solo el tiempo dará la razón a quien la tenga; es decir, si la Procuradora cumple a cabalidad, habrá cumplido con su obligación sin mayor aspaviento, pero si falla y favorece al grupo político y empresarial con que se le relaciona, habrá que desempolvar todo lo que dijo el senador Bartlett y mostrarlo a la nación en aras de la democracia y la justicia que tanto le urgen a México.
Doña Arely tiene la palabra, porque es la primera mujer a quien el Congreso le está confiando el rumbo de la justicia en México. Suerte señora, porque la necesitará y si cumple, el pueblo entero se lo reconocerá en todos los frentes.