Mucho y justificado escándalo se ha producido con la difusión, que no revelación, de la brutal explotación laboral a que son sometidos los indígenas mexicanos por parte de patrones sin escrúpulos.

La “noticia” afloró al mismo tiempo que ocurrió lo de la conductora de noticias Carmen Aristegui, quien fue despedida injustificadamente y por ello el patrón Joaquín Vargas tendrá que pagar la indemnización que marca la ley, incluidas las prestaciones sociales como IMSS, Infonavit y Afore.

Del primer asunto se orquestó protesta nacional y hasta Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo y Previsión Social del presidente Enrique Peña Nieto, salió para acudir al lugar de los hechos, dejar testimonio que no permitirá más injusticias y que acabará con la esclavitud en México.

Pero en el asunto de Carmen Aristegui, las mismas voces, tanto en el Congreso federal, como en el Gobierno, organizaciones civiles y hasta conductores de noticias encumbrados se sumaron a la protesta y expresaron todo tipo de posiciones.   

El senador Javier Corral Jurado dijo textualmente desde la tribuna: “Señor presidente del Senado, el punto de acuerdo que hemos suscrito varios senadores de la República tiene cuatro propósitos. El primero de ellos es que esta Cámara, que representa el federalismo, la soberanía de los estados, el pacto federal, no quede al margen de la protesta y de manifestarse de un asunto fundamental frente al que una gran parte de la sociedad mexicana se ha manifestado y que constituye un atropello a las libertades de información, al derecho a la información de los mexicanos, el despido de la periodista Carmen Aristegui Flores de su programa de “radio en MVS Noticias”.

Estruendosa posición que sacudió sentimientos, pero no de los hombres del poder, sino de los demás grupos que sufren explotación. Ellos son aquellos reporteros que deambulan por las dependencias oficiales en busca de alguna chamba, porque han sido despedidos de la misma forma en que echaron de MVS a Carmen Aristegui.

Hay niveles… habrán de argumentar los defensores de la conductora, pero quiérase que no, los reporteros también son trabajadores y muchos son despedidos injustificadamente, echados a la calle sin que los patrones cumplan con las obligaciones constitucionales que los legisladores dicen haber aprobado para beneficio del pueblo.

Es tiempo de reflexionar, señores del poder, que se debe medir con el mismo rasero a la sociedad. Están a tiempo.